FUNDAMENTOS DE FN-I:
1. El origen de nuestro movimiento
2. Explicando el concepto «Nacional-Identitario»
3. Realidad Étnica Criolla
4. Identidad étnica en la sociedad chilena
5. La Nacionalidad Chilena
6. Un Movimiento Criollo
La Modernidad – hoy en su fase final: la Posmodernidad – amenaza de diversas maneras la continuidad de la especie humana. Mediante sus derivados filosóficos, políticos y económicos, la Modernidad ha contribuido por siglos a la generación de un escenario crítico, y que más temprano que tarde desembocará en un colapso que afectará a todos los pueblos sobre los que ella se intentó extender. El daño infligido por sus agentes es de tal gravedad, que resulta ilusoria una toma de consciencia que frene su colapso. Ya no hay vuelta atrás, ni es posible evitar la gran crisis que se avecina. Solamente queda prepararse para resistir sus efectos y sobrevivir a la tormenta.
Procurando facilitar su proyecto hegemónico y universalista, la Modernidad (específicamente la Ilustración y sus derivados) ha sustituido a los vínculos arcaicos y naturales por otros nuevos y artificiales, separando a semejantes e igualando a diferentes. El resultado de esto no fue un mundo pacífico e igualitario, sino que la creación de sociedades atomizadas, mutuamente enfrentadas, individualistas, y ávidas de alguna identidad, una que completase el vacío causado por el despojo de las propias raíces. Tras romper con los vínculos originales, se les asignaron otros, artificiales, de fácil control estatal y global, para así lograr una mejor dominación de la masa desarraigada.
Frente al colapso de este modelo, hemos de tomar medidas idóneas para la supervivencia, siendo la primera de ellas detener y corregir el proceso de atomización. Y es que ante la adversidad, una vez más la unión hará la Fuerza.
A fin de crear una unión sólida, basada en una identificación mutua entre pares, y respaldada por una ética altruista, se vuelve necesario recurrir a vínculos distintos a los derivados de la Ilustración, que además de ser artificiales, serán vulnerables en la crisis que se avecina.
De una nacionalidad jurídica es posible desprenderse cambiándola por otra; de una ideología es posible decepcionarse y mudar; de un partido político o sindicato es posible desafiliarse; de una clase social es posible desvincularse por incremento o pérdida de poder económico; de una religión es posible abjurar. Todos estos vínculos se encuentran sujetos a las convenciones o al capricho humano individual. Todos serán rotos cuando Occidente colapse; todos se convertirán en estorbos triviales cuando los hombres intenten aferrarse a la vida.
Tanto por basarse en componentes derivados de una adaptación exitosa al medio, como por tener un origen en fenómenos pre-modernos y pre-ilustrados, afirmamos la Identidad Étnica como nuestro vínculo primordial. En la fortaleza de este vínculo reconocemos la clave para la futura supervivencia de las sociedades. Por eso consideramos que las sociedades deben organizarse y dirigirse afirmando su respectiva Identidad étnica común. Sin embargo, en Chile no existe una única Identidad étnica, por lo que en nuestro país debiesen existir tantas iniciativas de supervivencia como Identidades étnicas fuese posible identificar, siendo una de ellas la Identidad Criolla.
Antes que en organismos internacionales globales o estatales locales, somos partidarios de basar la supervivencia en en una solidaridad recíproca entre pares, vinculados por una noción común e interdependiente de su propia trascendencia.
Enfrentados a este desafío en un contexto geográfico chileno, de fuerte influencia posmoderna, y en un Siglo XXI marcado por el Globalismo, una minoría criolla ha decidido resistir al proceso afirmando su Identidad común. De este modo, y en respuesta al complejo desafío de asegurar la supervivencia étnica criolla, surge el movimiento Fuerza Nacional-Identitaria (FN-I).