4. Fundamentos de FN-I: Identidad étnica en la sociedad chilena

4. Fundamentos de FN-I: Identidad étnica en la sociedad chilena

FUNDAMENTOS DE FN-I:
1.       El origen de nuestro movimiento
2.       Explicando el concepto «Nacional-Identitario»
3.       Realidad Étnica Criolla
4.       Identidad étnica en la sociedad chilena
5.       La Nacionalidad Chilena
6.       Un Movimiento Criollo

 

La población de Chile, considerada en su conjunto, no reúne los factores objetivos y subjetivos necesarios para conformar propiamente una única Nación. En efecto, la población de Chile corresponde a una sociedad, o sea, un conjunto de personas que interactúan entre sí y comparten ciertos intereses comunes.

La ausencia del factor étnico objetivo es la más notoria. La posibilidad de unidad étnica efectiva debe analizarse considerando los distintos componentes que integran la dimensión objetiva de la Identidad, y que según se indicó, son de carácter biológico, psíquico, y cultural. Este análisis lo haremos distinguiendo los componentes objetivos en dos grupos: bio-psíquicos (o racial), y culturales.

Componente bio-psíquico o racial:

La sociedad chilena carece de unidad bio-psíquica o racial. Considerando exclusivamente a los grupos humanos que han habitado Chile desde su fundación (y por tanto, excluyendo a las actuales masas de inmigrantes), la sociedad chilena se integra por eurodescendientes (25-30%), mongoloides amerindios (5-10%), y una población mixta con diversos grados de mestizaje (60-65%) producto de la mezcla entre los dos primeros. De lo dicho puede concluirse que, si bien la diversidad racial presente en Chile no es absoluta (comprende sólo tres grupos raciales), es suficiente para reconocer la ausencia de la unidad objetiva que requiere la existencia de una Nación. Algunos, que han reconocido esta diversidad como problemática para sus proyectos políticos, han optado por suprimir intelectualmente la heterogeneidad existente en este panorama, definiendo a la totalidad de la población a partir de solo uno de sus grupos raciales integrantes. Así han surgido corrientes que afirman la existencia de una supuesta “nación chilena”, fundada en un componente racial exclusivamente europeo, indígena o mestizo. Estos últimos, los partidarios de una nación basada en una identidad mestiza, se han caracterizado por una notoria desconfianza y hasta hostilidad hacia quienes reivindiquen las herencia de los dos primeros grupos, prefiriendo negarles todo tipo de reconocimiento, y denunciar como peligrosa su afirmación étnica diferenciada.

El purismo racial se ha utilizado como herramienta antirracista, para negar la existencia de todo grupo étnico que no pudiere acreditar la calidad de absoluta pureza racial. Si bien el proceso de mestizaje reduce la pureza, y su continuidad puede conducir gradualmente a la eliminación total de un grupo racial, la existencia de las razas radica en su participación efectiva en la realidad, dependiendo principalmente de su expresión fenotípica perceptible, para cumplir su función como vínculo real entre pares.

Fuerza Nacional-Identitaria ha evitado continuar con en este error, y por esta razón, estimamos que cualquier teoría que niegue la existencia de la diversidad racial, incurre en una simplificación de la realidad que merece ser rechazada por falsa.

Componente cultural:

A diferencia de lo que ocurre en el plano racial, la sociedad chilena goza de un mayor grado de unidad en lo cultural. A partir del período de la Conquista, las culturas indígenas comenzaron a ser sustituidas por las provenientes de España, y luego por otras, también de origen europeo. Sin perjuicio de la conservación de ciertos elementos culturales indígenas en específicos sectores del territorio, la cultura de Chile es casi en su totalidad de origen europeo occidental. La errada concepción de Chile como una nación se debe a la existencia de esta unidad cultural. Esto se ve reforzado por la existencia de una idiosincrasia común al interior de la sociedad chilena, fácilmente transmisible por la convivencia conjunta.

La unidad cultural de Chile sólo fue posible mediante la homogeneización cultural. Tras incorporar elementos culturales foráneos a población indígena e indo-mestiza, (como parámetros éticos y estéticos), se impulsó en estos últimos un deseo por asimilar una Identidad de origen europeo. Relacionando lo europeo con lo deseable y lo indígena con lo indeseable, los «indo-descendientes» experimentaron sentimientos de vergüenza hacia sus orígenes. Lejos de producirse una mixtura cultural con representación equivalente para cada uno de sus componentes, lo que ocurrió en la realidad fue un reemplazo no proporcional, eliminando permanentemente componentes culturales, muchos de los cuales eran vitales para explicar el origen y existencia de estos pueblos.

Reducir la unidad nacional exclusivamente a la existencia vínculos objetivos culturales, terminaría por debilitar la trascendencia en la pertenencia a una Nación. Al ser la cultura el componente objetivo individualmente más mutable de los tres que integran la Identidad, la asimilación de distintas razas en una misma nación dificultaría una efectiva identificación recíproca entre integrantes, como parte de una entidad colectiva común y trascendente. En síntesis, la cultura común es condición necesaria, pero no condición suficiente, para una plena identificación étnica entre personas provenientes de distintos grupos raciales.

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