REFLEXIONES PANCRIOLLISTAS:
I. Territorios sin identidad
II. Países artificiales e inviables
III. Pensar lo criollo
IV. Unirnos para sobrevivir
V. Todo es igual a Nada
VI. Sobre Identitarismo y Nacionalismo
VII. Por la supervivencia de los blancos del Sur
VIII. Una Bandera Identitaria
IX. Arqueofuturismo etno-nacionalista
El idioma de unión del pancriollismo es el castellano.
Los arquetipos del pancriollismo son los descendientes de los antiguos conquistadores y los trabajadores de toda Europa que emigraron luego, hasta entrado el siglo XX: libertarios para afuera y prusianos para sí mismos. No necesitamos gente disfrazada ni tótems tribales que son más para Hollywood que para nosotros.
No necesitamos ideólogos extracontinentales. Tenemos demasiada historia como para eso.
Ningún criollo debería estar aislado de los demás criollos. Es vital hacer el esfuerzo por pensar lo criollo como una confederación continental.
No desdeñamos nuestras tradiciones ni nuestros héroes nacionales, es sólo que esas tradiciones y esos héroes pasan a ser ahora parte de una sola nación criolla continental.
Lo blanco no es sólo lo que ha venido de Europa: lo indoeuropeo es mucho más amplio tanto en cultura como en geografía.
La esencia del pancriollismo está dada por el hombre libre de a caballo y luego por el obrero y el colono. Preferimos a los pobres, porque en un sistema de mierda, lo lógico es que los exitosos compartan esa misma naturaleza de mierda.
Lo criollo presupone lo europeo, pero no es lo europeo. La pureza racial no es nuestro objetivo, sino la unidad de los afines alrededor de un eje étnico cultural dinámico, cuyo límite es dejar de ser criollos, tanto en lo material como en lo cultural y espiritual.
Lo que no construye nada es pérdida de tiempo. El que no actúa no sirve. El que no produce ni en acción, ni en arte, ni en pensamiento, está de más.