REFLEXIONES PANCRIOLLISTAS:
I. Territorios sin identidad
II. Países artificiales e inviables
III. Pensar lo criollo
IV. Unirnos para sobrevivir
V. Todo es igual a Nada
VI. Sobre Identitarismo y Nacionalismo
VII. Por la supervivencia de los blancos del Sur
VIII. Una Bandera Identitaria
IX. Arqueofuturismo etno-nacionalista
La idea de ser blanco identitario en Sudamérica, no es que eso deba ser una copia de Europa. Europa es un continente en el cual una sola raza se aniquiló mutuamente entre sí, y ahora se queja de la invasión externa. En buena hora si entienden que deben unirse al fin de cuentas.
Sudamérica no es así. Nosotros convivimos con otras razas, con otra gente. Hay órbitas y regiones. Hay mucha frontera artificial que separa lo que es afín y pretende unir lo diferente.
Que cada raza, cada identidad, cada órbita cultural tenga su forma de ser y de vivir, pero está claro que sin articular una gran fuerza continental plurinacional, no hay fuerza suficiente para que cada una de esas naciones étnicas tenga fuerza e independencia en el orden global impuesto.
La geopolítica inglesa ha utilizado a unos contra otros como armas arrojadizas por siglos. Por separado es imposible hoy en día liberarse. No obstante si no se reconoce que la estructura de América del Sur es algo artificial, poco podrá hacerse. Hablo de la estructura territorial y de la estructura racial identitaria.
Hay que rediseñar el mapa de América del Sur. No necesariamente cambiar abruptamente de fronteras, pero sí favorecer el acercamiento de las regiones que son afines u homogéneas, pese a estar separadas por fronteras convencionales. Eso debe hacerse poco a poco, pero ya mismo debemos tener consciencia de que debe hacerse.
Ser nacionalista, popular y revolucionario, no implica abolir lo que es natural, y lo natural es que las comunidades y las personas sean lo más homogéneas posible, por afinidad, por historia, por raza y por cultura. Lo demás es artificio a favor del universalismo económico e ideológico globalista, que a la larga somete a todos los pueblos, aún a aquellos a los que temporalmente utiliza para arrojarlos contra otros.