Los pueblos con una fuerte cohesión racial, son los que perduran. Todos los pueblos pueden tenerla, menos los blancos, que son llamados:- «nazis», cuando defienden a su raza.
Los judíos, los vascos, los chinos, los senegaleses, los aymara, son endogámicos. Muchos otros pueblos lo son. Pero ellos por algún motivo pueden serlo, para el sistema está bien que lo sean.
No está bien sólo para los blancos, que deben adoptar ideologías y religiones extrañas a su esencia, a su identidad, a su atávica forma de ser, para no ser agredidos, señalados, marginados y perseguidos.
El dinero lo maneja todo; la izquierda progresista y la derecha liberal. Los mercados son el elector decisivo en toda democracia multicultural y progresista. Todos lo sabemos. Los medios de comunicación y la virtualidad, también son en última instancia dinero.
Y el dinero tiene amores y desamores. El error de la raza blanca fue pensar que el dinero la necesitaba para siempre. El capitalismo mató al hombre blanco, que ya había adoptado la religión global necesaria para globalizar el capital. El capitalismo de estado fue parte de lo mismo.
Es evidente que el dinero dejó de necesitar a la raza que le proporcionó la tecnología, la energía y el orden, y sobre la cual se encumbró como lo hizo el cristianismo sobre la Roma pagana.
Seguramente los pueblos a los cuales la cohesión racial les es permitida, no son tan peligrosos como los bolsones de resistencia blanca que aún quedan.