Aniversario de Santiago de Chile: favelizando el orden cósmico

Aniversario de Santiago de Chile: favelizando el orden cósmico

Contra sus mentiras | 12.2.2024

Hace 483 años la ciudad de Santiago fue fundada (o re-fundada, como un acto del orden cósmico) en un punto de importancia económica, estratégica, geográfica, etc., lo que permitió a los Conquistadores desplazar el centro del mundo desde España hasta el punto de importancia americano local de interés, es decir, el centro del mundo pasó a dividirse en múltiples centros que se emplazaron a lo largo y ancho del Nuevo Mundo. El hecho de desplazar y reubicar el centro del mundo en el continente que se abría para ser integrado al orden cósmico permitió cambiar la mentalidad del Conquistador, pasando a ser un civilizador (con todo lo que ellos conlleva, no es de nuestro interés desmentir leyendas negras ni blancas) con un nuevo hogar, más allá del hecho de tener que pagar o no tributos a la Corona.

Casi cinco siglos después, Santiago se levanta como una de las capitales más modernas e importantes de Sudamérica. Con ello, y con su correspondiente efecto devenido de su condición de axis mundi, Santiago ha pasado a ser un polo de atracción para multiplicidad de actores viejos y nuevos que han entrado en escena con mayor dramatismo en el s. XXI; materialización misma de Chile y de sus beneficios y ventajas, los ofrecimientos de Santiago no hacen más que llamar cual canto de sirena a una caterva de interesados en el expolio desvergonzado de un país en crecimiento. Así, la ciudad que representa el crecimiento económico y una que otra aspiración primermundista más o menos tímida, hoy luce paisajes marrones decorados por tomas y campamentos donde el lema «hágalo usted mismo» desafió todo lo imaginable que podría haber existido en torno al cholguán, las calaminas y el tablero OSB. Las autoridades reaccionan poco y nada, y la ciudadanía está mínimamente empoderada (por rasgos propios de la sociedad chilena), así que es normal que se abuse del sistema y de los espacios públicos, especialmente aquéllos que son considerados como inimputables y vulnerables.

El narcotráfico ha encontrado un terreno fértil también en esta tierra de oportunidades: no llegando aún al nivel de sociedades como México, Colombia, Ecuador y otros, estos emprendedores se han encontrado con una sociedad poco acostumbrada a los crímenes brutales y tal vez demasiado acostumbrada a la institucionalidad y a la eficacia del Estado, lo que causa que su poder de reacción sea más bien bajo y lento, ya que no hay un hábito de acción a través de formas paralelas al Estado.

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El Estado, que ha visto horadada su capacidad de monopolizar la violencia y administrar el control, ha dado paso a estructuras orgánicas más pequeñas y también más cuestionables, tales como las mafias que protegen a los feriantes en diversos puntos de Santiago. El botín a repartir es cuantioso y va en aumento, por lo que podemos encontrar una suerte de Academi y Wagner en versiones locales, obesas e intolerantes a la lactosa, las que ofrecen sus servicios de protección primeramente de ellos mismos, y luego del resto de los extorsionadores que pululan por el territorio. Por otro lado, también está el aporte local al deterioro de la ciudad, aporte que se hace patente sobre todo en las paredes que adornan la ciudad, donde la diferencia entre habitáculos para que pernocten seres humanos y un meadero se hace difusa. Para Deleuze y Guattari, las lignes de fuite se refieren a trayectorias o direcciones que escapan de las estructuras y organizaciones fijas. Estas líneas representarían movimientos de escape o liberación de las restricciones impuestas por las normas sociales, las instituciones y las jerarquías, por lo que estarían estrechamente vinculadas a la idea de rizoma. ¿Cuál sería el problema aquí? Que el rizoma, sirviendo de suelo fértil cual turbera, experimente crecimientos hipertróficos que se manifiesten como tubérculos de poder y violencia, o como plantas carnívoras que engullan a la misma población, dando paso a una suerte de feudalización criminal del territorio.  Deleuze y Guattari entendieron a las líneas de fuga como posibilidades de escape o desviación de las estructuras establecidas, ramificándose y extendiéndose de manera impredecible. Sí: tal vez resisten las formas fijas y predefinidas de organización social y conceptual, pero también abren las posibilidades a que la violencia pueda ser percibida en grados de cercanía mayor a las violencias pre-existentes.

Casi cinco siglos después de la fundación de Santiago, el mito de la creación ha sido eclipsado por una realidad de deterioro y anonimato. Aunque, sin duda, existen espacios que se han gentrificado en el tiempo, la slumification continúa su avance en tantos niveles como pueden ser imaginados. El olvido del mito es causa y consecuencia, pero recuperarlo se vuelve imperativo si pretende contrarrestarse la infestación y putrefacción de los espacios. Sin el mito, el hito queda huérfano y carente de sentido, como una piedra extraviada del orden cósmico.

Rayan icónica piedra de carta de Pedro de Valdivia en el cerro Santa Lucía | Emol.com

 

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