Artículo publicado originalmente como “Christianity and European Identity”, por Greg Johnson, en Counter-Currents Publishing. Traducción por A. Garrido.
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Nota del Autor:
El siguiente texto es mi declaración de apertura para un debate con Jonas de Geer sobre Cristianismo y renacimiento europeo celebrada en Estocolmo, Suecia, el sábado 18 de Abril de 2015. Mis declaraciones posteriores fueron extemporáneas. Si el debate fue grabado, lo haré disponible en Counter-Currents.
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¿Cuál es la relación del Cristianismo y la Identidad Europea? No digo “Civilización Occidental”, porque deseo hablar sobre la totalidad de Europa, Oriente y Occidente, y toda la historia y prehistoria europea, no sólo de sus fragmentos civilizados.
Existen dos perspectivas que podemos tomar sobre esta pregunta. Una mira hacia atrás en la historia. El otro mira hacia el futuro.
Mirando hacia atrás en la historia, vemos que el Cristianismo jugó un importante rol en Europa por más de 1700 años. Podría haber sido de otro modo. Muchos desean que fuese de otro modo. Puede que sea diferente en el futuro. Pero incluso si llega un día en que Europa ya no sea cristiana, no habrá un día en que Europa nunca haya sido cristiana. En ese sentido, el Cristianismo siempre será parte de la identidad europea. Al igual que las religiones y culturas pre-cristianas que se extienden hasta la última Era de Hielo, también serán siempre parte de la identidad europea.
Pero aunque hubo un tiempo en que Europa era cristiana, el Cristianismo nunca fue europeo. No me refiero a los orígenes judíos del Cristianismo, aunque eso nunca debería ser olvidado. Desde un inicio, sin embargo, el Cristianismo era tan helénico como judío. Además, se definió a sí mismo en contradicción al Judaísmo, así como el Judaísmo se ha definido a sí mismo en oposición al Cristianismo.
Lo que hace al Cristianismo esencialmente no-europeo son las doctrinas que comparte con los antiguos griegos y romanos, y no con los judíos, tales como la idea de que una verdad universal es el fundamento de una comunidad universal; si el Cristianismo es verdadero para todos los hombres, entonces es una religión universal, no una religión étnica. Debido a su naturaleza como religión universal, el Cristianismo no está atado a ninguna raza o pueblo particular. La Cristiandad no es y nunca ha sido coextensivo con Europa. El pueblo europeo creyó en el Cristianismo, pero el Cristianismo nunca fue una religión nacional europea. Muchos europeos creen en la causa del Cristianismo, pero el Cristianismo nunca ha creído en la causa de Europa. La causa cristiana es la salvación de toda la humanidad.
Los defensores tanto de Europa como del Cristianismo señalan el hecho de que, en el pasado, la Iglesia apoyaba la defensa de Europa del Islam. Pero la iglesia estaba defendiendo a Europa sólo incidentalmente. Lo que ella estaba realmente defendiendo era la Cristiandad, que en ese momento estaba centrada en Europa, pero incluso entonces se extendía hasta Etiopía, Medio Oriente, y tan lejos como a China. Y la iglesia siempre ha estado dispuesta a derramar la sangre europea para defender y extender la Cristiandad, desde las Cruzadas para liberar Tierra Santa a siglos de trabajo misionero global que continúa hasta este día. Lejos de ser un ejemplo de la armonía del Cristianismo y los intereses étnico-genéticos de los europeos, las Cruzadas son un ejemplo de cómo la iglesia conduce a los europeos a derramar su sangre para recuperar los territorios cristianos perdidos en Medio Oriente.
Ahora miremos hacia el futuro. Si la tendencia presente no es revertida, el hombre europeo cesará de existir. No temo por los artefactos de la civilización europea, ya que Bach y Rembrandt seguirán siendo preciados por los Judíos y Orientales. Temo por la raza que creó estas glorias, y puede crear nuevas glorias. Nuestra raza está enfrentando la simple extinción biológica debido a fertilidad de bajo reemplazo, mestizaje, y la pérdida de nuestras patrias por invasores no-blancos. Si el hombre europeo sobrevive, debemos excluir a todos los no-blancos de nuestras patrias y adoptar políticas que hagan aumentar nuestras tasas de natalidad, particularmente la tasa de natalidad de los genéticamente mejor dotados. En resumen, necesitamos Nacionalismo Blanco con políticas pro-natalidad, preferentemente de las eugenésicas.
¿Es probable que el Cristianismo ayude o entorpezca a los nacionalistas blancos en la prevención de la extinción biológica de nuestra raza? Para responder esta pregunta, debemos primero mirar el comportamiento real de las iglesias existentes. Todas las principales confesiones cristianas se oponen a las políticas nacionalistas blancas. En su lugar, proporcionan apoyo intelectual e institucional para el continuo despojo blanco que está por lo menos a la par con el apoyo de la comunidad judía organizada, su socio principal en el crimen. Independiente de las opiniones que podamos tener sobre la “verdadera” enseñanza cristiana, si la raza blanca va a ser salvada, tendremos que luchar contra las iglesias existentes a cada paso del camino.
Naturalmente, esta batalla será ayudada si tenemos simpatizantes al interior de las iglesias. Demasiado a menudo, los nacionalistas blancos que también son cristianos gastan su tiempo combatiendo a los no-cristianos en nuestras filas, en lugar de combatir a los anti-blancos en sus iglesias. Para probar que su Nacionalismo Blanco es de buena fe, deben en cambio llevar la batalla a las iglesias. Les deseo lo mejor, pero también los prevengo. El entrismo político al interior de las iglesias no será una cuestión fácil, ya que las iglesias hace tiempo fueron subvertidas precisamente de esta misma manera, y el clero existente son viejos maestros en esta particular arte negra. Te verán venir.
La batalla al interior de las iglesias será ayudada si los nacionalistas blancos pueden encontrar recursos de la Biblia y las tradiciones de la iglesia que apoyen en lugar de oponerse a las políticas etno-nacionalistas. No tengo duda de que tales recursos existen. Movilizarlos es un importante proyecto metapolítico, y sólo será creíble si es llevado a cabo por creyentes.
Sin embargo, la batalla al interior de la iglesia no es probable que sea exitosa a menos que nuestro movimiento haga progresos en el más amplio reino social, por la sencilla razón de que la iglesia sigue a la opinión secular en lugar de conducirla. La iglesia tiene una larga historia de acomodación flexible al poder secular, simplemente porque su reino no es de este mundo. Su objetivo último es la salvación del alma. Así, si el Nacionalismo Blanco logra el poder político, las iglesias buscarán precedentes bíblicos para nuestras políticas y reinterpretarán, minimizarán, o ignorarán las tendencias contrarias. La iglesia sabe cómo entregar al César lo que es del César. Nuestro trabajo es convertirnos en el César.
Muchos defensores del Cristianismo argumentan que las sociedades e individuos necesitan religión, y recomiendan el Cristianismo simplemente por su ilustre pasado y el hecho de que aún está aquí. Por supuesto, este argumento es de alguna manera prematuro, porque la raza blanca primero tiene que sobrevivir antes que podamos preocuparnos sobre cómo podríamos organizar mejor la futura sociedad blanca.
Además, en el siglo pasado, el Cristianismo ha estado decayendo dramáticamente en Europa. De hecho, he argumentado en New Right vs. Old Right (aquí y aquí) que por tres siglos hasta ahora, el Liberalismo, no el Cristianismo, ha sido la de facto religión civil de Europa. No veo razón para creer que el Cristianismo será más significativo en el futuro de lo que es en el presente. Puede que reviva; puede que continúe decayendo; puede persistir en una forma disminuida; o puede cesar de existir por completo.
Así, el mero hecho de que el Cristianismo está aquí no lo recomienda, si elegimos una religión basada meramente en la utilidad social. De hecho, si esa es nuestra principal preocupación, he argumentado que estaríamos mejor servidos intentando reformar el Liberalismo en una dirección realista racial, no-individualista, ya que el Liberalismo domina todo hoy en día, incluso al mismo Cristianismo.
El Cristianismo europeo tendrá un futuro sólo si el hombre europeo tiene un futuro. Pero la iglesia es, en el mejor caso, indiferente a la supervivencia blanca, y hoy en día está trabajando activamente en su contra. Así mi recomendación para los nacionalistas blancos, cristianos y no-cristianos, es enfocarse primeramente en la supervivencia blanca, que requiere que estemos más preocupados de luchar contra las iglesias que en preservarlas. Los cristianos entre nosotros deben ser nacionalistas blancos entre ellos. Ellos deben ser nuestra quinta columna, haciendo todo lo que sea posible para debilitar la oposición de la iglesia a nosotros. No necesitan temer por la iglesia, la cual sobrevivirá incluso si los blancos no. Dios cuidará de su iglesia, pero los blancos debemos cuidarnos a nosotros mismos.