Por Henry de Lesquen
1. El mundo está dividido en 5 razas humanas. La división de la especie Homo sapiens en razas es un hecho elemental de observación que la ciencia confirma y aclara.
2. Existen 5 grandes razas humanas: caucasoide, mongoloide, congoide, capoide y australoide (términos de Carleton Coon).
3. Hay menos diferencia racial entre un siciliano y un tunecino que entre un siciliano y un sueco. La raza caucásica es grande. Las propias razas se dividen en subrazas. 16 subrazas caucasoides: nórdica, báltica oriental, dinárica, alpina, atlanto-mediterránea, irano-afgana, mediterránea, armenoide, trønder, sami, celta, neodanubiana, nórdica de Hallstatt, brünn, borreby, ladogan (términos de Carleton Coon).
4. El enfoque genético confirma la tipología de los antropólogos.
El análisis de Cavalli-Sforza deja de lado a los capoides y clasifica a los habitantes del sudeste asiático con los australoides, lo cual es cuestionable.
Los humanos comparten el 98,9% de sus genes con los chimpancés. Esto no significa, por cierto, que dos individuos tomados al azar de cada una de las dos especies sean genéticamente idénticos en un 99%, sino que los alelos (variantes de genes) característicos de una especie son sólo el 1% del total. Sin embargo, tenemos la debilidad de pensar que este 1% de diferencia no es despreciable…
Un método práctico para estudiar la biodiversidad es el análisis de componentes principales. El análisis de componentes principales (PCA) es un procedimiento matemático que utiliza una transformación ortogonal para convertir un conjunto de observaciones de variables potencialmente correlacionadas en un conjunto de valores no correlacionados llamados componentes principales.
Observe algunos de estos gráficos PCA basados en un gran muestreo de polimorfismos de nucleótidos (PN) de varios individuos de todo el mundo. Observará una agrupación general de resultados a través de la cual es posible identificar la raza de ciertos individuos.
Esta aglomeración es una consecuencia natural de la evolución divergente debida al aislamiento geográfico y a las diferencias en las presiones ambientales que el homo sapiens ha encontrado desde el inicio de sus migraciones.
La especie humana está compuesta por razas y subrazas genéticamente identificables. A pesar de ligeras imprecisiones debidas a los métodos de muestreo y procesamiento, los congoides muestran diferencias significativas con el resto de la humanidad tras evolucionar por separado durante más de 120.000 años (1 millón de años según la teoría policéntrica de Wolpoff). Además, a diferencia del resto de la humanidad, los congoides no se mezclaron con los neandertales.
http://med.stanford.edu/tanglab/publications/PDFs/WorldwideHumanRelationshipsInferredFromGenome-WidePatternsOfVariation.pdf
https://lesacreduprintemps19.files.wordpress.com/2011/06/woodley-2009-is-homo-sapiens-polytypic-human-taxonomic-diversity-and-its-implications.pdf
5. La raza no se reduce al color de la piel. Esto último tiene poca importancia.
Los científicos han estudiado el nivel de diferenciación genética entre las razas. El sistema nervioso representa la mayor parte de la variación en las poblaciones humanas, mucho más que la pigmentación.
Mujer india caucásica de piel negra.
https://bmcevolbiol.biomedcentral.com/articles/10.1186/1471-2148-11-16
6. Variabilidad genética. La clasificación de cualquier conjunto de individuos o elementos depende totalmente del punto de vista que se adopte. Las diferencias raciales, que evidentemente no cuestionan la unidad de la especie humana, tienen que ver esencialmente con ciertos genes.
Las afirmaciones de Lewontin sobre la variabilidad sólo son válidas cuando se observa la frecuencia de alelos diferentes entre dos individuos a nivel individual.
La respuesta depende del número de polimorfismos utilizados para definir esta disimilitud y de las razas que se comparan.
Cuando los científicos analizan tres poblaciones geográficamente distintas (europeos, africanos y asiáticos orientales) y miden su similitud genética en varios miles de lugares diferentes, aparecen claras separaciones.
En resumen, cuando se trazan los datos de los alelos de forma unidimensional, los resultados se agrupan en diferentes puntos de una distribución de líneas largas. Para Lewontin, esto demostraría un alto grado de similitud entre las distintas razas humanas y, por tanto, en última instancia, su inexistencia.
Sin embargo, si se trazan en dos o más dimensiones, las diferencias raciales se hacen inmediatamente evidentes, demostrando la falacia del razonamiento de Lewontin.
https://user.xmission.com/~wooding/pdfs/witherspoon_similarities07.pdf
7. La diferencia en los promedios de CI entre las razas debe casi todo al genotipo, poco al ambiente. Ver Jensen, Eysenck.
8. El mestizaje no elimina las razas, sino que añade un tipo intermedio a los dos tipos originales, e incluso puede dar lugar, a largo plazo, a nuevas razas, como ocurre en América Latina.
9. Influencia del entorno. El clima puede haber influido en el color de la piel, aunque esto no es tan evidente, ya que encontramos hombres de raza mongoloide tanto en el Ecuador como en el Polo Norte. Pero la adaptación a las condiciones locales normalmente implica a todo el genotipo, no sólo a rasgos aislados.
10. Las razas no son iguales, porque la igualdad no está en la naturaleza. Aparte de los gemelos idénticos (monocigóticos), nunca hay dos individuos genéticamente idénticos. Del mismo modo, los genes que determinan la raza tienen una influencia física y mental que varía según la raza. La igualdad de los ciudadanos ante la ley, independientemente de su origen, proclamada por la Constitución, no es una igualdad de naturaleza. Lo mismo puede decirse de la igualdad moral entre los hombres afirmada por ciertas religiones o filosofías.
Fuente: https://lesquen.fr/2017/02/22/les-cinq-races-de-lhumanite/