Algunos sostienen que al ser la raza blanca la más capaz, tiene derecho a estar en una buena posición económica en este sistema, como todavía ocurre en algunos lugares. No estoy de acuerdo con eso: en un sistema de mierda la gente que está arriba forzosamente tiene que ser la peor gente.
Esto ya no es meritocracia, esfuerzo propio, creatividad y sacrificio. No es sangre y suelo lo que rige, ni siquiera trabajo en el sentido antiguo y tradicional del término: esto es usura. especulación, servidumbre al capital, ser pretorianos del sistema de concentración tecnológico financiera.
El poder económico ya no es el que producían los guerreros y los campesinos para su comunidad. Eso viene en decadencia desde hace siglos: desde el miserable feudalismo con sus bendiciones clericales, o el protestantismo con su progreso comercial genocida de pueblos. No entrego mi identidad a nadie, y en primer lugar no la entrego a los capitalistas.
A mí no me explotan los de abajo, sino los de arriba. No estoy con los blancos explotadores, aunque tampoco me afilie al argumento marxista de hacerse el indígena porque los indígenas fueron explotados por blancos (jamás por otros indígenas según ellos).
Si para defender mi raza debo defender el dinero de las clases altas blancas, prefiero que mi raza perezca. O en todo caso que lo defiendan ellos mismos: cosa que hacen pero entregando el futuro de los suyos, o sea respeta mi dinero y yo te entrego a los míos.
Podemos llamarle comunitarismo, socialismo blanco o como ustedes quieran, lo cierto es que detesto a los «identitarios» aliados al capital transnacional, porque son el caballo de Troya del globalismo. Cada pueblo tiene derecho a su tipo de socialismo o comunitarismo: negro, amarillo o blanco. No se puede defender la identidad blanca si lo único que nos interesa al fin, es estar siempre del lado de la culata.