Un diálogo con Lucian Tudor

Un diálogo con Lucian Tudor

Textos » Entrevistas | 27.11.2014

PENSAMIENTOS Y REFLEXIONES SOBRE EL FUTURO DE DE NUESTRA LUCHA.

Preguntas por S. Vera. Originalmente publicado en Identitas, vol 2.

Lucian Tudor es un autor de origen rumano, residente en Estados Unidos y que se ha hecho conocido en el mundo de las ideas identitarias y de la Nueva Derecha, debido a sus directos y frescos comentarios y artículos acerca del desarrollo de ideas identitarias blancas alrededor del mundo, pero particularmente por el interés y las acertadas referencias que realiza respecto de la viabilidad y situación de movimientos en América Latina que reivindican el legado racial y cultural europeo.  Autodidacta en materias política y contribuidor habitual de Counter-Currents, dio sus primeros pasos como autor a través de los autores pertenecientes a la Revolución Conservadora alemana de finales del siglo XIX y principios del XX, para derivar finalmente sosteniendo ideas relativas a la pertenencia étnica y a la prevalencia de la identidad racial por sobre los añejos y ficticios conceptos jacobinos de “Estado” y “nación”.

Tus primeros trabajos dentro del movimiento políticamente incorrecto trataron acerca de los conservadores revolucionarios del siglo pasado. ¿De qué forma crees que las ideas y principios de la Revolución Conservadora alemana pueden funcionar como un arma en contra del liberalismo globalizante  considerando el actual contexto social, económico y político?

El pensamiento conservador revolucionario es útil en primer lugar para nuestros intelectuales, refiriéndome a aquellos que se dedican a estudiar y analizar la filosofía y las ideas en profundidad, y utilizan esto para enfrentarse a los intelectuales liberales y de Izquierda y también para llevar  nuestras ideas esenciales a la gente común. Es de esta forma que los conceptos de la Revolución Conservadora pueden servirnos para combatir al liberalismo; como una herramienta para enfrentarlo de forma más eficiente a nivel intelectual y académico.

Los filósofos de la Revolución Conservadora alemana tuvieron un importante rol en el avance del pensamiento de Derecha en el siglo XX, y sus ideas influyeron a muchos pensadores después de ellos, incluyendo aquellos de la Nueva Derecha. Hay una gran diversidad de ideas entre los conservadores revolucionarios y sus trabajos abarcan una gran serie de tópicos, incluyendo la naturaleza de las culturas y los pueblos, formas de entender sistemas políticos (como la democracia, la monarquía, el fascismo, etc), planes económicos de Tercera Posición como el corporativismo y el socialismo nacionalista, la filosofía de la vida, y así.  Hay muchas similitudes entre los conservadores revolucionarios que nos permiten clasificarlos como tales, pero los desacuerdos radicales que tienen a veces es precisamente lo que permite al observador enriquecer y expandir su propia manera de pensar y, por lo tanto, también le permite confrontar mejor a los oponentes. Para beneficiarse verdaderamente de la Revolución Conservadora no es suficiente sólo leer las ideas de, por ejemplo, Arthur Moeller van den Bruck, sino que uno debe también considerar las ideas de Carl Schmitt, Edgard Julius Jung, Ludwig Klages, Hans Freyer, etc.

Sin embargo, es también importante recordar que hay mucho en los conservadores revolucionarios que es erróneo o no concuerda con nosotros y que por lo tanto debe ser examinado con una mirada crítico. Por ejemplo, sabemos que algunos representantes de la Revolución Conservadora eran también lo que llamamos “tradicionalistas radicales”, incluyendo a Othmar Spann y Edgar Jung, ambos comparables con Julius Evola. Tales pensadores son claramente útiles para el desarrollo de la filosofía de la Nueva Derecha, pero deben ser vistos de forma crítica porque hay mucho de su pensamiento con el que no se puede estar de acuerdo. Por ejemplo, tienen muchas visiones culturales reaccionarias y también rechazan la democracia en favor de sistemas monárquicos y aristocráticos pasados de moda. Sin embargo, sabemos que tales posiciones ya han sido adecuadamente criticadas desde una perspectiva de Derecha por  intelectuales de la Nueva Derecha tales como Alain de Benoist y Guillaume Faye.

¿Qué entiendes por  “identidad”  y  “nación”?

“Identidad” es de hecho un término muy genérico y puede referirse a una identidad individual o personal así como a una identidad colectiva. Las identidades colectivas pueden basarse en cualquier tipo de grupo con el que una persona se pueda identificar o al que pueda pertenecer, tales como grupos políticos, religiosos o culturales. Por supuesto, los identitarios como yo estamos primeramente preocupados con las identidades grupales, en cómo estas afectan a las personas y en qué forma estas deberían ser evaluadas. Identidades étnicas, culturales y raciales han sido importantes en las sociedades humanas y afectan fuertemente a la forma en como las personas entienden a los demás. Por supuesto, estas identidades tienen dos dimensiones: una identidad heredada o involuntaria y otra consciente. En muchos Estados modernos donde las identidades etno-culturales y raciales están siendo disminuidas por las ideologías igualitarias y universalistas, nuestro desafío es despertar estas identidades en las personas;  o sea, crear o renovar estas identificaciones conscientes como miembros de grupos culturales o raciales.

Sobre la idea de “nación”, este concepto puede ser problemático debido a las conflictivas definiciones que existen. Un entendimiento típico de nación es como “nación cívica”, en que la “nacionalidad” es definida sólo en términos de ciudadanía, disociada de la cultura o de la etnicidad. Para los nacionalistas étnicos, una “nación” está definida primera y principalmente por el trasfondo étnico y cultural de la gente que la compone. Por lo tanto, para los nacionalistas étnicos una nación puramente cívica no es de ninguna forma una nación, porque la ciudadanía no define la nacionalidad, la que es entendida en términos étnicos. Esto también puede ser más complicado aún debido al hecho de que muchos nacionalistas también se identifican con su nación como un Estado bajo el cual su grupo étnico vive, y así tanto los principios políticos y culturales de la nacionalidad son combinados.

 

En tu último artículo te muestras en contra de lo que se entiende como nacionalismo en el sentido clásico y en favor de los movimientos identitarios, los que muchas veces van de la mano con el separatismo, sin perjuicio de que para ti este es el nacionalismo auténtico.  ¿Cómo responderías a las críticas hechas a ideas como estas por los patriotas nostálgicos?

Muchos patriotas nostálgicos que se oponen al separatismo identitario tienden a apoyar el mantenimiento del status de su Estado-nación a pesar de las divisiones étnicas y raciales entre ciudadanos. Esencialmente, esa gente termina defendiendo al Estado como una unidad política artificial, ignorando la realidad o importancia de las diferencias entre las personas dentro de ese Estado.  A través de toda la historia, la identidad étnica y racial ha tenido poderosas consecuencias en los Estados y en las relaciones entre las personas, y no hay ninguna duda de que en el futuro próximo estas identidades una vez más se transformarán en factores que afecten fuertemente a los Estados políticos, independientemente de los esfuerzos de nuestros oponentes. También es importante reconocer que la era del Estado-nación ha pasado. Como Alain de Benoist muchas veces ha sostenido, vivimos en una época en que el Estado-nación ya no es capaz de dirigir la mayoría de los problemas grandes y más internacionales que enfrenta la humanidad, y la gente está reconociendo cada vez más la importancia de las conexiones internacionales o supranacionales.

Por otro lado, hay muchas personas que son problemáticas porque son nacionalistas anticuados que no quieren reconocer ninguna identidad cultural fuera de la “nacional”, en el sentido de que niegan la importancia de las diferencias sub-nacionales (el sentido de pertenencia regional, cultural o a grupos sub-étnicos) y también de las relaciones culturales supra-nacionales (grandes unidades culturales que comprenden a varios grupos étnicos similares). Gente como esa simplemente pelean para mantener un concepto erróneo, rígido y anacrónico de identidad cultural, uno que no está ni siquiera apoyado por el identitarismo o tradicionalismo.

¿Qué te hizo escribir sobre el nacionalismo no en un sentido clásico, sino en uno identitario?

He escogido referirme al nacionalismo en términos identitarios porque con el transcurso del tiempo, mientras estudiaba los argumentos tanto de los partidarios como de los críticos del nacionalismo clásico, me di cuenta cada vez más que el nacionalismo como lo habíamos visto en los siglos XIX y XX era una idea muy deficiente.  El nacionalismo anticuado es simplemente incapaz de reconocer la complejidad y las complicaciones de las identidades étnicas y culturales, así como es incapaz de mover personas en un tiempo donde las conexiones supra-nacionales de todo tipo (culturales, políticas y económicas) se están volviendo cada vez más importantes. Para mí, sólo el identitarismo de la Nueva Derecha ha reconocido exitosamente como la identidad tiene que ser vista y como resolver el problema del globalismo.

 

En lo que se refiere a la lucha identitaria, ¿debieren existir estrategias diferentes para los países europeos y americanos? ¿Cuáles podrían ser?

Las ideas esenciales sobre identidad étnica y racial, los derechos de los pueblos, el federalismo, la democracia, etc, debería quedar de la misma forma como lo vemos entre los identitarios de Europa. Creo que mucha de la estrategia suya, como el activismo callejero por el que son famosos los identitarios franceses, también debería ser utilizado considerando que ha tenido algo de éxito.

Sin embargo, hay dos grandes puntos en que deberían haber diferencias. En primer lugar, los identitarios en América necesitan apelar a la historia de sus respectivos países. Por ejemplo, los identitarios argentinos deberían apelar a personajes históricos de Argentina. Por supuesto, la historia de otras naciones, tanto en Europa como en las Américas, pueden tener personas y movimientos que son inspiradores para los extranjeros.

La segunda diferencia debería estar referida a la cuestión de que como los no-blancos deberían ser tratados. Por ejemplo, los amerindios y los mestizos no pueden ser sacados de tierras en que ellos siempre han vivido o en que viven en grandes cantidades. En Europa, los inmigrantes ajenos a la raza blanca son en su mayoría recientes y es justificado argumentar que deberían simplemente ser deportados del continente europeo de vuelta su tierra de origen. Lo mismo no puede ser dicho para las naciones americanas donde es mejor y más razonable  conceder territorios separados para que la gente no-blanca viva en él, lo que puede ser tanto en regiones autónomas que sean parte de una federación o como Estados enteramente separados.

 

Desde un punto de vista racial y considerando la relación entre raza y Estado (y  su carácter institucional), ¿ves alguna relación o similitud entre los casos de EEUU y los países latinoamericanos?

Históricamente hay muchas similitudes: tanto Estados Unidos como muchos países latinoamericanos han practicado alguna vez la esclavitud basada en la raza así como estructuras de separación o segregación basadas en el tipo racial. El sistema de clases ha también dejado frecuentemente a familias blancas en posiciones más acomodadas económicamente que la mayoría de las familias no-blancas, sin perjuicio de que hay obviamente muchas familias no-blancas pudientes.  En los tiempos modernos, son similares en el sentido de que muchos gobiernos latinoamericanos apoyan el multiculturalismo o multirracialismo de forma similar a lo que ocurre en EEUU.

Sin embargo, para observadores como yo, que he vivido en los Estados Unidos por un largo tiempo, pero que soy de origen extranjero, es evidente que muchos latinoamericanos (tanto blancos como no-blancos) actualmente tienen identidades étnicas y raciales más fuertes que la gente de Estados Unidos o Canadá, donde las identidades se han vuelto cada vez incluso  más débiles y confusas que en la mayoría de los otros lugares del mundo. Los latinoamericanos son por tanto más inclinados hacia ideas y prácticas nacionalistas o identitarias, incluso cuando estas tendencias a veces no se llevan a la práctica (políticamente hablando) debido al poder de los sistemas políticos liberales-igualitarios (que últimamente traicionan a la gente que vive bajo ellos).

¿De qué forma entiendes la identidad europea en países latinoamericanos como Chile? ¿Cómo puede ser expresada esta identidad?

En la mayoría de las naciones latinoamericanas hay obviamente una influencia muy fuerte de la cultura española, con algunas excepciones (principalmente la influencia portuguesa en Brasil), aunque hay, por supuesto, también influencia de otras culturas europeas, incluyendo la italiana y la alemana. La identidad europea en Latino América puede por lo tanto ser expresada por referencia no sólo  a la cultura española, sino que a numerosas otras culturas europeas. Sin embargo, como lo entiendo yo, la cultura de la mayoría de los latinoamericanos es fuertemente de naturaleza sur europea, aun existiendo influencia de europeos del norte. Es por esta razón que los latinoeuropeos (como los italianos, portugueses y obviamente los españoles) encuentran mucho más fácil relacionarse con latinoamericanos que con angloamericanos en EEUU, así como a los latinoamericanos usualmente pueden relacionarse más fácilmente con los latinoeuropeos. Es por esto que personalmente creo que los blancos en Latinoamérica deberían primeramente expresarse a sí mismos como blancos latinos y basar su identidad en la herencia latinoeuropea, aunque esto no significa que deberían ignorar el valor de la cultura y herencia del norte y del este de Europa.

Quisiera también mencionar que hay un problema muy importante en Latinoamérica relativo a la identidad racial: la relación entre blancos y mestizos. He escrito antes que la raza no está definida por una pureza estricta, por lo que ser parte de la raza blanca se define no por poseer sangre europea pura, sino que por tener la apariencia general del tipo racial europeo blanco y un trasfondo cultural que en su mayoría sea europeo. Por esta razón, la gente que es en su mayoría blanca pero tiene una pequeña cantidad de sangre amerindia, básicamente se ve racialmente europea, y también tiene una cultura/identidad española/europea, deben ser considerados como miembros de la raza blanca, aun cuando tengan una mezcla parcial. Los mestizos que se ven muy diferentes a los europeos y tienen como identidad cultural una mezcla entre lo europeo y lo amerindio, deben ser considerados como extranjeros raciales. Por supuesto, muchos de esos mestizos tienen en parte una identidad europea porque tienen tanto sangre como cultura europea, y en algunas naciones latinoamericanas (como México) se ha formado una población mestiza estable que tiene una identidad mezclada, en parte europea y en parte amerindia. Debido a su carácter más europeo podemos relacionarnos con estas personas de una mejor manera que con extranjeros no-blancos, pero de todas formas deben ser considerados como gente distinta de nosotros, étnica y racialmente.

¿Consideras la mezcla entre diferentes grupos étnicos de la misma raza como normal o anormal, así como el mezclarse con otros grupos raciales? ¿Por qué?

La mezcla entre distintas etnias de la misma raza no es anormal porque ha ocurrido frecuentemente a través de la historia. Hay numerosos casos en que dos o más grupos étnicos similares han vivido juntos y no han sentido un impulso para forzar una separación, y matrimonios ocurrieron entre miembros de estas distintas etnias. También sabemos que muchas etnias europeas son actualmente el resultado de una mezcla intra-europea a gran escala que ocurrió en algún momento de la historia, como el caso de los ingleses, los franceses, los italianos, los españoles, los griegos, los rumanos, y así. Si investigamos, podemos encontrar tales ejemplos  también  razas no-blancas.

Por supuesto, grupos étnicos de la misma raza no siempre se mezclan y es perfectamente natural que ellos quieran separase. En contraste con la mezcla entre grupos étnicos racialmente similares, hay una justificación para considerar la mezcla racial entre grupos raciales distintos como anormal a pesar del hecho de que ha ocurrido a través de la historia. Las diferentes razas han tenido siempre una tendencia e instinto a separarse cuando se han encontrado, debido al hecho de que no pueden relacionarse tan bien como gente de la misma raza, y sabemos por investigaciones que en las sociedades más antiguas el mantener la herencia racial era valorado.

 

De acuerdo al autor argentino Juan Pablo Vitali en Latinoamérica ocurre un fenómeno que no ha ocurrido de una forma espontánea en Europa, que es que los descendientes de europeos, después de unas cuantas generaciones, no se reconocen a si mismos como, por ejemplo, españoles, italianos, ingleses, y así, sino que como europeos. ¿Crees que de esta interacción étnica (pero intra-racial) puede surgir una identidad blanca para las minorías blancas de América Central y del Sur?

Sí, porque de la mezcla entre diferentes grupos étnicos europeos en Sudamérica las personas muchas veces no se identifican ya con un solo grupo étnico europeo, sino que con los europeos en un sentido más general. Sin embargo, como mencioné anteriormente en esta entrevista, lo que creo es que las influencias culturales más dominantes vienen desde el sur de Europa o Europa latina (especialmente las culturas española, italiana y portuguesa), sin perjuicio de la influencia y mezcla con europeos no-latinos como alemanes o ingleses. Estoy bien al tanto de que existen algunas diferencias culturales entre las naciones latinoamericanas, pero hablo en términos del aspecto cultural general. En este sentido, toda Latinoamérica es muy diferente de los países coloniales anglófonos donde mezclas similares han ocurrido (como en los Estados Unidos) esencialmente con un carácter muy no-latino. Por esta razón creo que la identidad europea en América Latina se caracterizará en su mayoría por una referencia a la herencia latinoeuropea, aunque otras herencias, como la alemana,  a veces también estarán relacionadas.

 

¿Será necesario en los países europeos, para resolver la raíz de sus problemas, sólo remover el liberalismo en todas sus formas de su puesto hegemónico o también se requiere una separación de esos Estados en varios territorios identitarios?

La victoria del identitarismo necesariamente coincidirá con la separación de grupos étnicos en diferentes regiones autónomas en todos aquellos lugares en que grupos étnicos sientan la necesidad de vivir separadamente. Por supuesto, hay lugares en que la gente de diferente origen étnico que ya está en parte asimilada en la cultura dominante se han mezclado socialmente entre ellos y ningún grupo siente el impulso de separarse; en tales casos no hay necesidad de separatismo. Hay muchos ejemplos en nuestra historia en que los europeos de cierto trasfondo étnico entran en la sociedad de un grupo étnico distinto y terminan asimilándose. En términos de separación, hay también ejemplos en Europa donde distintos grupos étnicos han vivido pacíficamente bajo el mismo Estado, pero en comunidades separadas (por ejemplo, Austria y Suiza).

 

Hablemos un poco de asuntos de política contingente. El Presidente ruso Vladimir Putin propuso hace cuatro años la conformación de una comunidad económica europea desde Lisboa a Vladivostok. ¿Crees que esta idea es una manera factible de superar los conceptos jacobinos de “Estado” y “nación”?

No creo que el crear una interrelación económica sea una forma suficiente de superar lo que algunos llaman “egoísmo nacional”, que es una consecuencia del nacionalismo al estilo jacobino. Es cierto que el liberalismo moderno ha superado por mucho o al menos disminuido el poder del Estado-nación, pero esto no se logró sólo a través de la propagación de políticas económicas liberales, sino que también a través de la fuerza social y política de la ideología liberal y universalista. En nuestro caso, la unidad de las naciones se logrará no por un intento a nivel puramente económico, sino a través de una unidad política a través de la creación de una gran confederación europea o de al menos un sistema de alianzas entre las naciones europeas. Es también importante que la gente aprenda a reconocer las relaciones culturales y raciales entre diferentes pueblos europeos en orden a superar la perspectiva simplista en que sólo es reconocida la cultura nacional.

 

¿Crees que la creciente influencia de Rusia junto a una cooperación más cercana con países como Alemania pueda ser un paso hacia la conformación de la Europa federal de la que escribes?

Parece posible que la influencia de Rusia pueda de hecho ayudar al identitarismo y al pan-europeísmo federalista a tener éxito, particularmente porque el gobierno ruso tiene un tipo de conservadurismo duro como postura oficial, y es del agrado de algunos movimientos de Derecha. Esto es algo que todos esperamos. Sin embargo, creo que tiene que recordarse que el Estado ruso no es identitario y que tenemos que ser cautelosos del gobierno ruso porque ha suprimido muchos grupos nacionalistas y de Derecha dentro de sus propias fronteras. Rusia podría ser un muy bien un aliado de futuros Estados identitarios en Europa o en otros lados, pero necesita abandonar cualquier intención imperialista y de preferencia desarrollar un gobierno propio más identitario. Como está ahora, no podemos saber lo que el futuro depara respecto a Rusia.

Esta entrevista llega a su fin, así que por favor dinos, ¿qué inclinación tomarán tus próximos trabajos? ¿Sobre qué escribirás? ¿Qué proyectos tienes en mente para el futuro cercano?

Bueno, aún tengo la impresión de que es necesario clarificar y explicar las ideas de la Nueva Derecha e identitarias, así que espero escribir más sobre estas materias. Por supuesto, esto es más que nada para países anglófonos y otras naciones europeas donde faltan traducciones de importantes trabajos de la Nueva Derecha. Este no es el caso de los países hispanos, porque muchos de los más importantes trabajos de los principales autores de la Nueva Derecha, Alain de Benoist y Guillaume Faye, ya han sido traducidos al español y ciertos autores españoles de la Nueva Derecha han escrito también buenas explicaciones del pensamiento de la Nueva Derecha e identitario (pienso especialmente en Sebastián J. Lorenz, Rodrigo Agulló y Carlos Pinedo Cestafe). Es la situación opuesta en el idioma inglés, donde mucho queda sin traducir y descripciones del pensamiento de la Nueva Derecha aún son incompletas e incluso a veces no fiables.

 

Por supuesto, cualquier ensayo sobre la Nueva Derecha y el identitarismo que escriba en un futuro puede que sea útil para los identitarios hispanos como el grupo de ustedes e imagino que los querrán para traducirlos. También puede que escriba sobre otros movimientos de Derecha y pensadores, incluyendo los conservadores revolucionarios y otros nacionalistas étnicos, cuyas ideas e historia también he estado estudiando.

Muchas gracias por la entrevista.

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