Entrevista originalmente publicada en el sitio oficial de American Renaissance el 09 de Agosto del 2019:
Benjamín Villarroel: Entonces ¿Qué es Fuerza Nacional-Identitaria? ¿Cómo y cuándo fue fundado, y qué busca conseguir? ¿Qué relevancia especial tiene dado el carácter de la inmigración desde el 2013?
Fuerza Nacional Identitaria: FNI es un movimiento socio-cultural no-partidista, identitario, y pancriollista. Fue fundado el 12 de octubre de 2012 por la colaboración de criollos provenientes de distintas agrupaciones y ciudades de Chile, principalmente de Santiago. Para quienes no estén familiarizados con este concepto, en nuestra lista de principios definimos a los criollos como aquella población descendiente de una o más naciones de Europa, nacida y criada en suelo americano (http://fni.cl/nosotros).
Se optó por la fundación el día 12 de Octubre, por ser la fecha que representa el día en que, según la Historia oficial, comenzó el asentamiento europeo en las Américas, fecha conocida habitualmente como “Día de la Raza”.
La principal meta de Fuerza Nacional-Identitaria es contribuir a la supervivencia de la identidad criolla local, y europea global. El resto de ideas o propuestas se afirman o descartan dependiendo de cómo sirvan a dicha meta. Nuestros planteamientos parten de un escepticismo frente a la chilenidad como identidad a defender, ya que se trata de una nacionalidad cívica “trans-racial” que se concibió en el Siglo XIX para abarcar a por lo menos tres grupos raciales distintos: blancos, indígenas y mestizos. Los mismos argumentos que se pueden dar para mantener cohesionados artificialmente a 3 grupos raciales, se pueden dar para hacerlo con 4, 5 o más grupos. Por tanto, la chilenidad no sirve para resistir la embestida multicultural que ocurre actualmente en el mundo mediante inmigración masiva. La chilenidad guarda en sí el germen de la realidad multirracial.
En Chile habitualmente ha existido un flujo migratorio proveniente de distintos puntos del Latinoamérica. Hasta antes del 2013 el flujo principal correspondía a población peruana que se instalaba en la zona Norte y en Santiago. Sin embargo, desde el 2013 comenzó un desplazamiento distinto, proveniente de Colombia, Venezuela, República Dominicana y Haití, entre otros. Con este fenómeno comenzó un proceso de mulatización a una escala que jamás se había visto en Chile. Esta población llegó a un país en que ya existía una mayoría no-blanca (población de raza mixta y amerindia), por lo que esta inmigración de origen africano no comenzó realmente un proceso de reemplazo de la población blanca local.
La población negra y mulata entró a Chile integrando directamente las clases medias-bajas y bajas, las cuales no corresponden al núcleo social en que se encuentra la población criolla, lo que sumado a la fuerte barrera clasista que históricamente existe en la sociedad chilena, genera que las mezclas entre criollos e inmigrantes negros y mulatos sean muy excepcionales. Los principales problemas que generan estas poblaciones se encuentran asociados a su predisposición a ciertos crímenes, al asistencialismo estatal del cual dependen, y la alteración negativa que generan en la convivencia de los vecindarios.
BV: ¿Cuales son las figuras intelectuales y movimientos políticos que más inspiran e influyen a FNI? A mi vista, FNI parece ser muy del estilo de los grupos identitarios de Europa.
FNI: Aunque podríamos estar enmarcados en la New Right, lo cierto es que nuestro movimiento tiene diferencias respecto de los demás grupos de Europa y EEUU debido a nuestro contexto cultural, social y geográfico. Aún así, figuras como Guillaume Faye, Alain de Benoist, Greg Johnson, Jared Taylor, Ernst Jünger, Juan Pablo Vitali, Friedrich Nietzsche, H.L. Mencken, Kerry Bolton, Welf Herfurth y otros son importantes para nosotros.
Tratamos de adaptarnos a nuestra realidad, y en ese sentido es que carece un tanto de significado buscar emular grupos europeos surgidos en realidades europeas. Nuestro identitarismo es panetnicista/pancriollista y no tiene problemas con el pluralismo político ni religioso. En FNI encontrarás voces que se mueven desde la alt-left y el anarquismo hasta el fascismo y el nacionalsocialismo, defensores y detractores del libre mercado, aborto, amigos y enemigos del cristianismo, etc. Sin embargo, hay una cosa que no está en discusión y nos hace ser una comunidad en etnogénesis: la protección de la identidad criolla (es decir, hombre blanco americano de cultura principalmente hispánica, entre otros aportes europeos), asumiendo su adaptación y dinamismo en función del tiempo.
BV: ¿Cuáles son las actividades principales de FNI?
FNI: Las principales actividades públicas consisten en acciones de propaganda mediante entrega de volantes y pega de carteles, afiches, y stickers, además de ceremonias para fechas consideradas importantes para nuestra organización, tales como la Fundación de la ciudad de Santiago (12 de Febrero), el Día de los Pueblos Blancos (celebrado durante el mes de Marzo) y el Día de la Raza (12 de Octubre). También hemos llevado a cabo campamentos que incluyen jornadas de preparación física e ideológica, y charlas públicas en coordinación con el Círculo Pancriollista de Investigaciones (www.pancriollismo.com), como fue la visita a Chile de Héctor Buela desde Argentina, y Welf Herfurth desde Australia.
Nuestro objetivo no es formar un partido, ni demostrar lo supuestamente “exitosa” que sería nuestra organización mediante el número de adherentes o seguidores en redes sociales. Estamos en un país con minoría blanca de la cual sólo una fracción es racialmente consciente, y de dicha fracción, solamente una mínima parte está dispuesta a tomar acciones para asegurar su supervivencia. Comenzamos este proyecto descartando desde un comienzo cualquier parámetro para medir progreso basado únicamente en números. Por eso nos enfocamos principalmente en que nuestro mensaje llegue a la gente adecuada, y a partir de ella crear una red de contactos y de trabajo que contribuya a la supervivencia criolla local y europea mundial.
A continuación, algunas de las actividades en que hemos participado: Homenaje por la fundación de Santiago 2014, Día de los Pueblos Blancos 2014, Acción de propaganda 2015 , Homenaje por la Fundación de Santiago, 2016, Visita de Welf Herfurth en Chile 2016 , Acción por Día de la Raza 2016, Homenaje por la Fundación de Santiago, 2017, Día de los Pueblos Blancos 2019
BV: Es sabido que el Cono Sur es la parte más blanca de América Latina. A tu vista, ¿qué porcentaje de Argentina, Chile, y Uruguay es blanco? ¿Cuáles serían (mas-o-menos) los porcentajes de indios, mestizos, y castizos en cada país?
FNI: Con obvias salvedades, el Cono Sur es la parte más europeizada de América Latina. Para el caso de Argentina y Uruguay, se produjo un reemplazo demográfico a través de políticas genocidas y etnocidas conducidas por el Estado en el siglo XIX, provocando una disminución considerable de las poblaciones indígenas. Esto último, conjugado con las oleadas masivas de inmigrantes europeos en los siglos XIX y XX, provocó una europeización de la población. Por devenir histórico, Uruguay tendió hacia democracias progresistas, mientras que Argentina se decantó a populismos de izquierda y derecha con mal manejo de la economía, repercutiendo fuertemente en las sucesivas crisis económicas y políticas de fines del s.XX. En términos demográficos, al menos el 70% de Argentina y Uruguay serían blancos, siendo residuales las poblaciones indígenas. Un 10% de la población correspondería a indígenas más o menos puros, mientras que el porcentaje restante serían mestizos y harnizos concentrados mayormente en las clases bajas.
El caso de Chile es diferente: se produjo un ‘blanqueamiento’ (whitening) de una gran parte de los grupos indígenas, produciéndose un mestizaje sobre los grupos dominados, los que hoy componen la mayor parte de la población, mientras que los blancos (aprox. el 20% de la población) están concentrados mayormente en las clases altas y media-alta de los sectores centro y sur del país. Hay algo así como un 10% de población indígena relativamente pura. Las etnias indígenas más puras habitan el extremo norte del país.
Probablemente, la europeización de la población chilena y la cultura dominante hispánica (alto respeto por la legalidad y la formalidad, así como las políticas económicas propuestas por los Chicago Boys e implementadas exitosamente por los tres primeros gobiernos de la Concertación–un conglomerado político de centro izquierda–) y la estabilidad democrática provocada por la voluntad tiranicida de las élites (que no permiten la concentración absoluta del poder) hayan sido claves en el despegue del país y su posicionamiento como líder de la región del Cono Sur.
BV: ¿Existen en Uruguay y Argentina movimientos similares a FNI de Chile? ¿Cuáles son?
FNI: Existen páginas de Facebook y en otras redes sociales que son oriundas de Uruguay y Argentina, por lo que claramente existe gente afín a nuestras ideas en esos países. Sin embargo, no existen organizaciones que estén trabajando activamente en nombre de la identidad criolla entendida en los términos bio-psico-culturales que le reconoce Fuerza Nacional Identitaria. Es cierto que existen organizaciones que adhieren a dicha concepción, pero en ellas la identidad criolla no es el aspecto central de su discurso y acción, sino que se trata de un elemento secundario frente a las prioridades de la respectiva organización.
Actualmente mantenemos contacto y colaboración con Juan Pablo Vitali, de Argentina, y en la medida que se den las condiciones, está la intención de organizar a los criollos de esas latitudes para conformar una sección de FNI en dicho país.
BV: Para norteamericanos y europeos, es imposible pensar en un movimiento derechista en Chile sin pensar en el General Pinochet y su legado. ¿Qué piensa FNI del gobierno militar (1973-1990)?
FNI: Asumimos al Gobierno Militar, Régimen Militar o Dictadura, como un período histórico y revolucionario para la institucionalidad chilena. Si bien ayudó a establecer las bases para las medidas económicas de libre mercado que permitieron el aumento de bienestar dentro de la sociedad chilena (comparándose con el resto de América Latina, Chile tiene mayores y mejores índices de libertad y felicidad), también esta mejoría favoreció el incremento de la inmigración no blanca en los períodos posteriores al régimen militar. También el régimen militar ayudó al establecimiento de una idea de ‘chilenidad’ que iba por encima de las identidades étnicas presentes en el territorio, favoreciendo intelectualmente a la homogenización–un atentado contra la diversidad étnica. FNI no tiene una posición definida y uniforme respecto del General Pinochet ni sobre su régimen, pues son asuntos que dependen de la subjetividad de los individuos que componen al movimiento.
BV: ¿Ven la secesión como una posible solución a la amenaza de extinción que enfrentan los blancos del cono sur?
FNI: La secesión, entendida como la separación o ruptura de una parte del territorio de un país para la constitución de un Estado nuevo, no es una medida para descartar de antemano, pero definitivamente hoy no existen las condiciones que permitan si quiera iniciar un proyecto de ese tipo. Existen millones de criollos (blancos del cono Sur) que se identifican antes con sus nacionalidades cívicas, clase social, religión o sector político, y que por lo mismo, ven a otros criollos como enemigos en sus respectivas búsquedas de hegemonía para sus respectivos bandos. Si los criollos primero no toman consciencia del hecho de que existen, y luego, que deben actuar para seguir existiendo, la secesión devendría en inútil. Sin consciencia de que se existe, y que se desea seguir existiendo, es imposible contar con autosuficiencia política, económica o militar que permita comenzar una secesión. Además, de nada serviría la generación de un territorio estrictamente criollo, si los propios criollos que lo integran al mismo tiempo ven a sus pares como enemigos, impidiendo toda solidaridad étnica, y en cambio, contribuyen a causas que favorecen a extranjeros raciales en nombre de nacionalidades cívicas, religiones, o partidos políticos. La secesión podría contribuir a la supervivencia de los blancos del Sur, pero definitivamente a estas alturas no es una prioridad para la etnogénesis criolla.
Lo que sí favorecemos es la segregación étnica, entendida como la asociación voluntaria entre criollos conscientes para la conformación de organizaciones, vecindarios, y familias. La auto-segregación no requiere de factores políticos, económicos o militares para comenzar a operar (es de aplicación mucho más práctica), sino que basta con que un criollos conscientes de serlo, tengan la voluntad de relacionarse preferentemente con sus pares, y de canalizar sus esfuerzos y recursos para asegurar, primero que todo, su propia supervivencia étnica. En Chile, el genocidio blanco no ocurre mediante matanzas con machetes, atentados terroristas en las calles, ni mediante políticas masivas de aborto, sino que mediante el mestizaje que ha sido facilitado por la convivencia conjunta de grupos raciales diversos. Esta forma de genocidio no se generó por la reciente inmigración, sino que ha sido un fenómeno parte de la historia de Chile que es minimizado o incluso exaltado por agrupaciones nacionalistas cívicas.
BV: Si hay un pensador racial chileno que es conocido en el extranjero, es Miguel Serrano. ¿Puedes hablar un poco sobre su carrera, su obra, y su relevancia hoy día?
FNI: Miguel Serrano no fue un ideólogo. Podemos reconocer en él un gran aporte literario y un estilo diferente y especial de escritura con el que impregnó de magia a sus libros, pero lo cierto es que su visión idealista respecto de la realidad racial chilena podría ser nociva para la identidad criolla pues no sólo no es contraria al mestizaje y homogenización de los pueblos al interior del territorio, sino que termina romantizando el interbreeding y el mito fundacional de la posterior nacionalidad cívica chilena.
BV: A tu vista, ¿qué piensa el chileno promedio sobre raza?
FNI: El chileno tiene muy presente el factor racial, pero no en un sentido identitario. Para un chileno promedio, sin formación racial ni política alguna, la ascendencia indígena, especialmente mapuche, tiene asociada una carga “negativa”, que muchas veces se intenta esconder o adornar con atributos muchas veces falsos, para de alguna manera “compensar” la carga social de ser indígena. En cambio, las personas que han recibido formación de izquierda, celebran la ascendencia indígena pero basándose exclusivamente en un revanchismo anti-blanco y anti-colonial. Las reivindicaciones que realiza la izquierda de la ascendencia indígena sólo accidentalmente se centran en el contenido de la cosmovisión e identidad de los pueblos indígenas, y más bien se construyen en base a una negación de todo lo asociado a la presencia europea en América. En ese sentido, en Chile el discurso de izquierda pro-indígena y pro-proletario, accidentalmente convergen.
Por otro lado, una persona sin formación racial ni política considerará que la ascendencia europea es un atributo “superior”. Socialmente, si una persona afirma abiertamente tener ascendencia de alguna etnia europea, sin mención alguna a supremacía o inferioridad, se despierta inmediatamente en la gente desconfianza y escepticismo, por estarse supuestamente arrogando una cualidad que sería mejor que las del resto. La mera referencia a la ascendencia europea de una persona con una finalidad descriptiva, es considerada automáticamente como una actitud valorativa, es decir, como la afirmación de que alguien es superior.
No obstante, esta valoración social automática y espontánea de europeo/superior, e indígena/inferior dice más relación con el fuerte clasismo que ha existido históricamente en Chile. En Chile no existe un perfil psicológico asociado a las razas, como sí existe de las clases sociales. Para las personas es más fácil concebir estereotipos de conducta sobre un “cuico” (clase alta) o un flaite (clase baja), que sobre un criollo/europeo o una persona negra o indígena.
Históricamente, la población chilena ha manifestado una tendencia “inocentemente racista” en comentarios y decisiones, al punto de que poco se solían disimular las afirmaciones abiertas sobre los rasgos europeos como indicador indiscutible de belleza. Ahora esto ha cambiado por la corrección política, forzando el lenguaje y la publicidad para que sea más “diverso”.
BV: ¿Cómo ven el futuro para los blancos del Cono Sur?
FNI: El capitalismo y el libre mercado pueden ser un arma de doble filo para los blancos que carecen de autoconciencia étnica y racial. Mientras el capitalismo que ayuda a mantener el legado del sistema de castas de la Colonia permite que los blancos vivan en buenas condiciones y que las clases sociales más blancas se mantengan estables, el bienestar económico crea incentivos para masas migrantes pobres y no-blancas.
La democracia irá perdiendo legitimidad en función del tiempo, sobre todo en los países más diversos (como Chile), siendo socavada por el thýmos manifiesto a través de las identidades, que en algún momento comenzarán a presionar a las oligarquías blancas que conducen la política.
Mientras el socialismo no avance, el republicanismo (alineado con el bloque occidental) podría servir de buffer para la estabilidad político-social del Cono Sur, lo que contribuiría pasivamente (pues no está relacionada con la autoconciencia racial) a la buena salud de las masas blancas. Las masas blancas autoconscientes seguirán siendo minoritarias pues el proceso de etnogénesis del grupo panétnico está recién comenzando, aunque también reconocemos que nuestros intereses no buscan la obtención del poder político, sino que orientan a la lucha cultural necesaria para la autoidentificación y concientización del individuo respecto de su identidad racial y étnica.