Realmente creo que el mundo es mejor y mucho más interesante si hay muchas culturas con diferentes valores e ideales. Por esa medida, supongo que podrías llamarme multiculturalista.
Jack Donovan, «The Brotherhood», A Sky Without Eagles (2014)
La agenda de los políticos liberales, los medios de comunicación de masas y la industria del entretenimiento que promueven el multiculturalismo (que en mi opinión es de hecho una monocultura liberal) en las sociedades occidentales destruirá, en efecto, las culturas europeas.
Welf Herfurth, «Discussing Race In A Global World», A Life in the Political Wilderness (2011)
Si revisamos los conceptos tras las palabras, y su concreción, podemos afirmar que ser anti-multiculturalista es ser multiculturalista, y ser multiculturalista en ser anti-multiculturalista.
Por más contradictorio que parezca, la lucha por la homogeneidad de la comunidad (algo así como una pobreza cultural, ya que habría sólo una) es un paso adelante hacia un mundo más diverso, multicolor y rico. A través de focos homogéneos pequeños pero sustentables, es decir, grupos humanos lo suficientemente pequeños para mantener una cultura en particular, con una batería de valores propia y un stock genético único, pero lo suficientemente grande como para que no peligre su continuidad en el tiempo, puede manifestarse la diversidad de las identidades humanas, a través de una multitud de culturas, de razas y de etnias.
El humanismo totalitario, disfrazado de corrección política y todos sus derivados, nos habla constantemente de una sociedad más rica, diversa e inclusiva, la que se lograría a través de un entorno más diverso, donde, con sólo mirar por la ventana, veamos todas las razas, culturas y colores que nos puede ofrecer el mundo.
Si recordamos la cita de Miguel de Unamuno, sabremos que el racismo se cura viajando, algo que no es tan alejado de la realidad. Si vamos a lo que quiso decir el escritor, comprenderemos que para él, «racismo» es sinónimo de prejuicio racial, esa odiosa condición que nos hace ser antagonistas de seres que no conocemos como personas, debido a que anteponemos nuestros reparos ante el grupo completo.
Miguel de Unamuno acierta al insinuar que el prejuicio se esfuma al viajar, y cómo no, si viajando y conociendo las otras culturas, conociendo a su gente en su cotidiano, uno derrumba las odiosas comparaciones con la cultura propia, para comprender al prójimo dentro de su propio contexto, sin juzgar ni tratar de medir mediante una estandarización egoísta y poco objetiva.
Donde los liberales fallan garrafalmente, es al forzar el dicho de Miguel de Unamuno a una realidad estacionaria, y es que el hecho de que algo se cure viajando no significa que eso mismo se cure no viajando. Este razonamiento puede parecer un tanto básico, pero no es lo mismo viajar y conocer otras culturas, que otras culturas viajen a nuestros barrios y se queden a compartir nuestros lugares para siempre.
Cuando la multiculturalidad es instantánea, estacionaria, sincrónica (es decir, ligada a un mismo momento y lugar), siempre tiene resultados opuestos a lo que el liberalismo espera: violencia entre razas (disturbios raciales en Francia), violencia entre etnias (distintos genocidios étnicos al interior del África negra), supremacía y dominación (muro y alambrada israelí para aislarse del pueblo palestino), mestizaje con pérdida de la identidad (pueblos indígenas mendigando en ciudades occidentales) y un aumento superlativo del prejuicio y el odio (todos los días, cada día).
Por lo visto, un entorno «diverso» inmediato, i. e., culturalmente rico, resulta en un futuro pobre, donde la diversidad queda reducida a la cultura más fuerte que logra dominar y negar a las otras, y a imponerse como la única, mientras que la pobreza cultural inmediata (un lugar, una comunidad homogénea) puede garantizar un futuro más rico, más diverso y hasta más humano.
La fantasía multicolor del liberalismo sólo tiene dos colores: el rojo de la sangre que queda luego de la violencia y la dominación, y el marrón que queda cuando las razas desaparecen para fusionarse en una sola.
Parece que en el futuro, los americanos han evolucionado a una lampiña mezcla uniforme de todas las razas. Son todos de un color; el cual es un café claro blanquecino amarillento. Parece que la raza ya no es un problema en el futuro, porque todas las etnias se han mezclado en una sola.
South Park, «Goobacks»
Homogeneidad local es heterogeneidad global. Heterogeneidad local es homogeneidad global.