La izquierda es populista, mientras sea ella la que define qué es el pueblo. La derecha es democrática, mientras ella sea la que define qué es la democracia.
Quien da sentido a las palabras domina la realidad, su significado y sentido, que está generalmente predeterminado por el sistema que las impulsa, que las promueve, las difunde y las hace circular.
Para el sistema se puede ser populista de una masa amorfa, de lo indeterminado, de lo que tiende a dispersarse en la falta de forma, de identidad, de sentido natural. Eso es lo permitido.
Lo que no está permitido es el populismo identitario blanco. Será porque no existe un populismo no blanco que pueda poner en riesgo el sistema. Si existiera también lo prohibirían.
La palabra clave es siempre la palabra prohibida: blanco es hoy la palabra prohibida. Por eso nuestro populismo es el populismo de los pueblos blancos, con todo respeto por los populismos de otros pueblos, mientras tengan claro que así como no estamos en contra de ningún pueblo, tampoco permitiremos que otros pueblos nos hagan pagar a nosotros lo que el capitalismo nos ha hecho a todos.