No entiendo el odio racial. Soy blanco, defiendo lo que entiendo como valioso de mi identidad y mi cultura, pero no me engaño: los blancos no han necesitado a nadie para auto destruirse, tanto espiritualmente como en carne y hueso. Durante miles de años la raza blanca se ha enfrentado entre sí, en guerras en las cuales no han participado otros, sino sólo nosotros.
Por eso cuando veo gente que defiende la identidad y se basa en el odio a las demás identidades, me doy cuenta que ese es un sentimiento de debilidad, de incultura, de ignorancia.
Todos los pueblos sufren, y son arrojados unos contra otros por el poder del dinero, que cada minuto se concentra un poco más. Nunca todos los miembros de un pueblo son responsables de lo que hacen algunos.
El odio racial es un modo de simplificar, de enfocar mal las energías: en destruir antes que en construir. El odio racial es hacer el juego a los que buscan fanáticos, histéricos, gente primaria, básica y mal encaminada.
Si la raza blanca ha vendido su alma y destrozado su cultura, si se ha masacrado entre sí, nadie la ha obligado, ya que tuvo el suficiente poder como para hacer otra cosa.
Si luchamos lo hacemos por amor a lo nuestro y por la necesidad de que sobreviva, no por odio a los demás ni buscando su exterminio. Y cuando digo los demás digo todos los demás, sin ninguna excepción.