Oponerse a la inmigración no es suficiente para el identitarismo criollo

Oponerse a la inmigración no es suficiente para el identitarismo criollo

Contra sus mentiras | Autor: | 10.2.2018

Conforme al avance de los tiempos y la contingencia y las distintas formas de entender la realidad y de reaccionar en función de ella, los seres humanos suelen moverse –aunque en distintos sentidos y direcciones– en torno a sus necesidades, primero, y causas, después. Por esto, motivados primeramente por emociones, los seres humanos se abanderan y tienden a actuar de forma más irracional que racional, ya que la primera es la condición basal de los animales, y la segunda es la que nos hace humanos. Así, las necesidades tienen primero una reacción irracional y animal, y luego –pero no en todos los casos–, una reacción racional y humana.

Sin duda alguna, la inmigración está siendo uno de los grandes temas de fines del s. XX y principios del s. XXI, y es prácticamente imposible mostrarse indiferente o carente de alguna posición al respecto. El identitarismo, como es de esperar, tampoco se ha mantenido al margen en el asunto, teniendo que establecer su posición y estrategias en relación a la realidad a la que se enfrenta. Esto último no es menor, puesto que define cuán conveniente o cuán nociva será la estrategia con la que será abordada la problemática.

Hay que tener en consideración un par de puntos antes de emplear estrategias de propaganda que apelen a las masas, teniendo en cuenta que el grueso de las masas en Chile no son criollas.

1. Casi todo lo que valoramos de la sociedad en la que vivimos es obra de inmigrantes. Valoramos altamente lo europeo y occidental, y para que el elemento cultural europeo haya llegado aquí debió ocurrir inmigración, ergo, no se puede estar en contra de la inmigración como un todo al mismo tiempo que se valora lo europeo. Es ahí cuando la Izquierda destruye fácilmente los argumentos de los que se oponen a la inmigración como un absoluto.

En pocas palabras: la inmigración no es el problema, sino el tipo de ésta.

2. Explotar la polarización inmigrantes vs. chilenos podría –y de hecho, lo está haciendo– afirmar la construcción de una supuesta “identidad” chilena con trascendencia étnica (idea que ya vimos que carecía de sentido[1]). Intentar explotar las emociones de las multitudes (que en Chile se componen de una mixtura de identidades) puede tener un efecto aún más negativo para el identitarismo criollo, pues estableciendo una visión tribal unida en torno a lo histórico y jurídico no sólo se exalta y reivindica la realidad genética y demográficamente mixta de la sociedad chilena, sino que además se diluye la priorización de la preservación de la identidad étnica y se truncan los procesos que promueven el avance hacia la autoconciencia étnica criolla, asuntos fundamentales para el identitarismo.

Es simple y no tiene más lecturas: el nacionalismo chileno es contrario al identitarismo criollo.

Si el identitarismo criollo en Chile basara toda su estrategia de difusión en torno a ser contrario a la inmigración, podría ser contraproducente para sus objetivos. Sin renunciar a ser crítico respecto a los procesos migratorios y de la promoción estatal y privada, hay que entender que la realidad de Chile no es la misma de Europa ni la de E.E.U.U., sino una multirracial, multicultural y de una sociedad que presenta una composición mayoritariamente mixta. En este sentido, el populismo y la demagogia son pésimos aliados del identitarismo criollo, que no puede ni debe volverse un fenómeno de masas, sencillamente porque no existe un sustrato demográfico mayoritario que pueda reivindicar la identidad criolla. Aquí, la realidad echa por tierra al populismo.

Notas.

[1] http://fni.cl/csm/nacionalismo-civico-a-prueba-de-errores-y-ambiguedades

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