El medio suele formar más que los libros. Por eso la destrucción de la arquitectura y la urbanística es tan influyente en nuestras vidas.
Hay un tipo de arquitectura que recorre toda la América blanca, con sus matices. La ignorancia de las masas amorfas y el dinero, que son dos caras de la misma moneda, parecen regodearse en la destrucción de lo más elevado de nuestra cultura, de nuestro entorno.
Es fácil ver que somos una nación que atraviesa transversalmente toda América, desde el Canadá hasta la Patagonia. Sólo que no hay aún consciencia de eso. Tratamos de formar esa consciencia y de esa consciencia hacer una voluntad.
La nación blanca americana ha dado frutos de cultura increíbles, pero los blancos están absortos ante cualquier vulgaridad indígena, o ante las obras considerables de otras culturas americanas, siempre con excepción de la propia.
Nuestro trabajo debe ser integral, eso incluye como fundamental nuestro legado arquitectónico, urbanístico, botánico y artístico. No habría nada en gran parte de América sin ello. Sólo algunos cazadores recolectores esperando la llegada de los chinos, de los rusos, de los yankis, de cualquiera.