Me declaro públicamente un peligro para la sociedad, por que al igual que esos dos inocentes padre e hijo que quedaron en prisión preventiva por matar a una lacra que nadie echará de menos, soy capaz de mutilar y hasta matar a quien ponga en riesgo la seguridad de mi familia.
Publiquese, notifiquese, soy un potencial peligro para la sociedad.
No compartas, copia y pega para apoyar públicamente a estos dos valientes que hicieron justicia por tantos y tantas inocentes muertos a manos de los delincuentes.
No eres un peligro para la sociedad.
Así como lees: no lo eres, y a pesar de que hayas copiado un estado de facebook donde te declaras todo un enemigo, casi un forajido, no distas de ser el mismo pollerudo que fuiste al despertar, antes de leer el texto antes mencionado que, probablemente, reflejaba completamente tu forma de pensar. Pero lo cierto es que no lo eres. Peor aún, eres exactamente lo contrario: tú promueves que las cosas se mantengan tal como están. En vez de ser un enemigo de la sociedad, haces que tu vida entera sea un tributo al status quo.
Te confiesas capaz de «mutilar» y hasta de «matar» a quien ponga en riesgo la seguridad de tu familia, pero lo cierto es que ante el abuso, ante la corrupción, ante la injusticia, ante la voluntad sin cerebro de las muchedumbres, ante el populismo, ante todo lo que aqueja el día a día de tu familia, el de tus amigos y el tuyo, haces nada para impedirlo y, por el contrario, cooperas para que los tuyos se mantengan vulnerables.
Defiendes la justicia en el nombre de los inocentes, pero estás en contra del porte ciudadano de armas porque pueden caer en manos de los criminales, y defiendes que haya una institución del Estado que se haga cargo de eso. Dices ser un peligro para la sociedad, pero andas con miedo cada vez que está la posibilidad de ser multado por algo. Eres peligroso para la sociedad, pero cada vez que viste a alguien encapuchado te horrorizaste porque era un antisocial. Y de la misma forma acusaste de ser antisocial a todo el que no estaba bien adaptado ni era un ciudadano de bien como tú.
Sincérate. No te mientas a ti mismo: no eres un peligro para la sociedad, sino más bien eres algo así como un payaso amante de la sociedad. Así que abandona tu carrera de cazador de criminales porque, en realidad, lo tuyo tiene más futuro como un excelente cazador de pokémons.