Por lo general, los “días de” siempre son algún tipo de estupidez innecesaria o lloriqueo por los derechos de algo. Esto no lo digo porque sea un amargado, sino porque sencillamente hay días de cualquier cosa, al punto que se ha desvirtuado el asunto mediante el igualitarismo implícito en dichos días – falencias liberales que terminan por destruir lo especial en esos días porque, como puede haber un día para cualquier cosa, significa que todo es especial, y nada a la vez. Así, hay días a causa de reivindicaciones (como el día de la mujer, a pesar de que algunas descerebradas piensen que es un día para celebrar lo que son sencillamente por lo que son), días para proteger algo (como el día de la tierra, día del agua), días para proteger el patrimonio alimenticio (como el día del completo), hasta llegar a días como el día del cine, el día del psicólogo y el día del trabajador social.
El 8 de agosto se celebra el día internacional del gato, animal que, seguramente, al analizar su conducta y personalidad, probablemente desdeñaría «su» día y todos los días especiales, como también desdeñaría al ser humano y a la moral de esclavo. Incluso, Alain de Benoist, un fanático de los gatos como muchos dentro de la Tradición, el Identitarismo y la Nueva Derecha (incluyendo gente como Ezra Pound, Ernst Jünger, Jorge Luis Borges, Louis-Ferdinand Céline, René Guénon, Savitri Devi, Yukio Mishima, entre otros), les ha dedicado palabras en algunas entrevistas (Survivre à la pensée unique) donde los ha alabado y demostrado su admiración por los felinos.
Pero no sólo se celebra a los gatos en este día sino, además (y gracias a una amiga feminista/femibolche que me lo hizo notar), el día del orgasmo femenino. De hecho, alguien se dio el trabajo de elaborar un gif animado bastante explicativo y simpático sobre la importancia del clítoris. Inicialmente lo tomé como algo sin importancia como casi todas las reivindicaciones feministas contemporáneas, hasta que reparé en un detalle relacionado con la mutilación genital femenina (o ablación), la que es mencionada en la imagen. Primeramente, el gif:
En la penúltima diapositiva dice Se calcula que hay aprox. 140 millones de mujeres y niñas a las que se las ha practicado la ablación <– en todo el mundo. No me cabe ninguna duda respecto a esta información, pero hay cosas que fueron ignoradas. No creo en los olvidos progres, pero en este caso otorgaré el beneficio de la duda. En efecto, la inclusión de la frase en todo el mundo es absolutamente intencional y tiene como objetivo desviar la atención respecto al lugar donde realmente están ocurriendo estas prácticas inhumanas y crueles, pero puede servir para abordar otro asunto silenciado.
La mayor parte de las mutilaciones genitales femeninas ocurre en África, la Oceanía no-blanca y el Medio Oriente. Ésa es la dura realidad que se busca acallar porque, en caso de hacerse visible, rompería con el mito igualitarista con el cual las feministas contemporáneas han cooperado. Así, el Occidente malvado, racista, heteropatriarcal y machista pero que no practica la ablación (o quizás sí, dirían algunas: una mutilación psicológica, aunque –siendo sinceros– eso ni se compara con la mutilación ejercida con una hoja de afeitar, un cuchillo y un alambre), que quedaría fuera de la distribución geográfica real de la mutilación genital, mediante la frase en todo el mundo es incluido dentro del espacio geográfico de esta infame práctica.
Sin embargo, el mapa que se muestra arriba es del año 2011, por lo que la frase en todo el mundo puede que sí tenga una aplicación: Europa y Occidente están conociendo estas prácticas a raíz de la inmigración proveniente de países del Tercer Mundo donde estas prácticas son cotidianas. Cada vez que los progres hablan en favor del multiculturalismo y la inmigración desde el Tercer Mundo pero callan respecto a las costumbres de este tipo (costumbres que han causado la mutilación, infecciones y muertes a millones de mujeres en el Tercer Mundo sencillamente por un afán de cercenarles el placer), están cooperando para que más mujeres sean mutiladas a través de la importación de la gente que realiza estas prácticas.
Probablemente, los occidentalistas más radicales serían partidarios de combatir estas prácticas en todo el mundo, algo que chocaría con cierto relativismo cultural respecto a qué tan válido sería imponer nuestra visión a otros pueblos. Sin embargo, por el momento, antes de ir a hacer justicia a otros lugares, hay que preocuparse que dentro de nuestras fronteras dichas prácticas extranjeras no se realicen, y que el placer, el gozo, y todas esas palabras que las feministas quieren reivindicar, sigan existiendo, aunque eso significaría la abolición del multiculturalismo y de las ideologías que promueven que prácticas como la mutilación femenina se dispersen por el mundo.