Los carapálidas no tienen un plan

Los carapálidas no tienen un plan

Contra sus mentiras | Autor: | 20.10.2016

Todos tienen un plan. Los chinos, evidentemente tienen un plan. Los negros a veces tienen su pequeño plan, aunque sea limitado. Bueno…el primer plan es seguir siendo lo que son.

Hasta las bandas de distintos orígenes instaladas en la periferia tienen un plan. Con más o menos pretensiones, hay grupos humanos cohesionados que tienen un plan se supervivencia. No vale la pena enumerarlos a todos. Es lo más natural y no se los puede criticar por eso.

Los carapálidas, esos hijos de Europa desperdigados por el mundo, no tienen ningún plan. Pareciera que los rusos (Eslavos carapálidas al fin) tienen también su plan. En Europa resisten algunos, pero las perspectivas inmediatas no son buenas.

Acá en el Sur, nadie tiene un plan. Tampoco una idea de cuál puede ser el modo de cohesión. ¿Alguien increpó alguna vez a un chino, por no abrir sus filas a extranjeros? Vale decir: ¿Alguien le dijo alguna vez a un chino “racista”? No creo, ya que no es fácil decirles cosas de esas a los chinos ni tampoco les importaría; ellos siguen siendo chinos y no los distinguimos porque lo digan, sino por su cohesión racial. ¿Alguien le dijo alguna vez a un boliviano “racista”, por mantenerse unidos en suelo extraño, como aymaras, como gente del mismo origen. Pues claro que no.

Los que tengan un plan y cohesión sobrevivirán. Los demás no. Los hijos de las clases medias urbanas eurodescendientes en su mayoría, trabajarán en la Argentina cortando cebolla para los chinos o de empleados en una verdulería de bolivianos, cuando estos suban en la escala social. Pero no les importa, y contra eso nada se puede hacer. Encima hablan como si supieran algo de lo que pasa en el mundo.

Hemos llegado a producir los más imbéciles especímenes de ser humano que se puede producir: aquellos que no quieren más que autoeliminarse, entregarse en esclavitud a cualquier banda que tenga un mínimo plan de poder para sobrevivir. Hemos generado un gran deshecho de aprendices de esclavo, esperando en fila a ser elegidos por el amo, mientras defienden causas humanitarias promovidas por el poder mundial. Otra cosa no saben ni quieren hacer: un asco, la verdad. Que los dioses nos amparen.

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