Hace un par de días atrás, salía a la luz la noticia, en canales de televisión y redes sociales, sobre la posible vuelta del “Voto Obligatorio”. Pues, bien, ello no dejó indiferente a nadie que no haya ido a “cumplir con su deber cívico” en las últimas elecciones que, bien sabemos, eran de carácter voluntario, sin represalias si ello así ocurría.
Ahora bien, cabe preguntarnos ¿por qué ahora, las autoridades que dirigen este país, quieren volver a instaurar el antiguo sistema electoral?
Es sabido que detrás de cada abstención a la acción de ir y sufragar hay, en muchos casos, una razón que la justifica: la decepción y desacuerdo con la clase política, pues ellos han provocado al pueblo a tal punto de que, quienes avalaban y defendían la tan preciada Democracia, pusieran en cuestión la funcionalidad del sistema.
La clase política ha fallado en todas y cada una de sus iniciativas, se ha reído de sus electores en sus rostros, ha humillado a estudiantes y trabajadores, y así, hay un sinfín de cuestiones que podríamos mencionar como acciones indebidas de parte del Estado. Sin embargo, la misma sociedad, i.e., los abusados, vuelven a creer en esa élite política que no ha hecho más que engañar y aprovechar cada una de las oportunidades que les da el sistema para apoderarse aún más de las vidas de sus esclavos.
La clase política ha fallado, y lo saben. Saben que el haber instaurado el “voto voluntario” fue una falla que los llevaría a elecciones con cifras “catastróficas” de participación ciudadana. Sin embargo, no han sabido responder ante ello, pues antes de asumir que el pueblo se ha cansado de su inoperancia y que son ellos y el sistema el problema, prefieren hablar de “deberes democráticos”, y claro, ahora es un deber el ir a sufragar, simplemente porque “no se puede seguir promoviendo una cultura sobre los derechos y no de los deberes”.
La clase política ha fallado, y hoy, en un acto de desesperación por alcanzar mayores índices de participación, y con el fin de seguir perpetuados en el poder, lanzan este tipo de proyectos legislativos, abusando, una vez más, de sus subyugados.
El fracaso de la Democracia y su sistema imperante, es algo evidente y, por tanto, no debería dar lugar a este tipo de iniciativas, pero mientras las personas sigan cómodas con ello y no se hagan cargo de éste y otros tantos problemas, la historia se repetirá cuántas veces sea necesario hasta la Crisis y el Caos, día que celebraremos ante la caída del Poder, quemando las banderas que han sumergido en el fracaso a los Pueblos.
Aquel día, será un “Lindo Momento Frente al Caos”.