No se puede hacer algo coherente con mucha gente. Al menos al principio. Menos en las redes sociales.
En general son dos o tres perfiles predeterminados, de gente que se ha formado en la «cultura» de las redes, o que ha perdido su anterior cultura en las redes.
Es muy interesante ver que poco se censura de lo estúpido, de lo bizarro, de lo imbécil e ignorante, aunque se trate de ideologías «aberrantes» para el sistema. Se permiten y se fomentan perfiles obvios. Se censura lo inteligente, lo que se despega de las taras recurrentes ideológicas y religiosas.
Ayer fue censurado un post de fuerza nacional identitaria que utilizaba la palabra «racismo» de un modo distinto, despegado de la obviedad de los supremacistas, tan necesaria para el mundo anti blanco.
El censor ha sido inteligente: hay racistas necesarios, que son los racistas imbéciles y están los racistas peligrosos por constructivos, que son los que enfocan el tema desde la defensa natural de una identidad racial y cultural, sin histerias ideológicas y sin pretender imponer ideologías del pasado que, en especial en América, es algo a todas luces innecesario y contraproducente.
Gracias censor por su consideración.
Arriba, la foto objeto de la censura de Facebook.