Ellos vienen. Ellos ya están en expansión. A ellos no les importa un carajo tu gran progreso, tus avances en ciencia o medicina, tus bancos, tu puto Mc Donald’s, tus cruceros o tus malditos viajes en avión, tu estilo de vida burgués, tus universidades, tu pobreza, tu falsa espiritualidad new-age, tu marcha por el orgullo gay, tus «persones» gestxntxs, tu historia, tus museos, tus formas de gobierno, tus leyes, tu policía o tu ejército. Ellos ven tierras a las cuales conquistar, tierras a las cuales saquear, tierras a las cuales dominar, tierras a las cuales devastar, tierras a las cuales reducir a cenizas. ¿Nazi? ¿racista? No, simplemente soy realista, y hablo por los tiempos que transcurren.
¡Hey! No seamos negativos. Me alegra muchísimo todo esto. Significa que mientras discuten entre ustedes, como siempre han sabido hacer, ellos preparan los cartuchos de sus armas, bala por bala; afilan sus machetes y cuchillos; fabrican excelentes bombas caseras para inmolarse en tu mejor escuela y dejar el suelo regado con las vísceras de tus niños. Mientras ustedes piden que las mujeres sean hombres y los hombres mujeres, ellos están apedreando o quemando viva a una infiel que decidió tener una aventura con otra persona que no fuese su marido. ¿Y cómo los vas a frenar? ¿Qué tenés vos para ellos? ¿Putas pancartas, flores y pañuelitos? Estoy conteniendo un ataque de risa.
América y Europa, el puto Occidente, no sirven. Están muertos, como lo está este mundo entero. Esta civilización es igual a un paciente que se encuentra con muerte cerebral fulminante, pero aún así lo tienen conectado a máquinas artificiales, esperando que por milagro y obra de algún ser barbudo en los cielos este regrese a la vida y todo se solucione. Y adivina qué… No lo va a hacer. Deberían ser menos tercos, y reconocer que el mundo perfecto nunca va a llegar. Y nuestros ancestros lo supieron, por eso siempre mantuvieron alistadas sus armas, para defender el futuro de su gente.
No te preocupes. Mañana ellos van a ahorrarte todos tus problemas de primer mundo, empalando tu cabeza en las mismísimas rejas de tu hogar, gritando que su dios es grande.
¿Tus hijas? Van a conseguir novio rápidamente, tal vez algún africano deseoso de carne blanca, como viene sucediendo con las hordas que se dedican a violar europeas en masa, algo que los medios de aquel continente ocultan, como si quisieran barrer y meter la basura debajo de la alfombra. Pobrecitos.
Todo falló. Tu puto sistema cayó. No hay futuro por delante si siguen caminando en esa dirección. No son amenaza alguna para los grandes peces gordos que dirigen las corporaciones más monstruosas. Pero vuelvo a repetir, soy positivo. Esto traerá la purificación, porque algo debe morir para que llegue lo nuevo, es el ciclo inevitable de la existencia. Y sé que mañana estarán alzando sus manos al cielo preguntando: «¿Dónde están los hombres y mujeres que ayer lucharon por nuestro futuro?»
¡Adiós, y te deseo mucha suerte, ovejita estúpida!
¿Pensaste que los bárbaros y la caída del Imperio eran cosa del pasado?
Sebastián Richard.