Reflexionaba, viendo las opiniones mediáticas sobre los resultados de las elecciones en Alemania lo siguiente:
Crear un partido identitario en un sistema blindado, puede ser considerado un acto de valentía o de estupidez, según criterios. Pienso que puede ser ambas cosas a la vez. Lo cierto es que el control de las mentes para el control de las acciones, no es una cuestón de partidos, sino mucho más que eso.
A veces pienso si esos partidos no son fomentados en ocasiones, para mostrar el cuco fascista xenófobo y demás. Y no porque sus integrantes no sean sinceros, sino porque para obtener votos terminan siendo a la larga, lo mismo que decían combatir. Se van acomodando a las agresiones, para no recibirlas más, para poder hablar dos palabras en algún medio, para convencer que no son esto ni aquello, en general sin demasiado éxito, porque siempre les corren la frontera de la obsecuencia un poco más allá. Finalmente viven teniendo que probar lo que no son, cuando ya a nadie le termina importando lo que eran al principio de su actividad, ni cuáles eran sus fines, que a todas luces dejan de difundir.
A contrariu sensu, si la base de creencia y visión del mundo de un pueblo fuera identitaria, cualquier partido terminaría ubicándose en esa franja para obtener los votos necesarios. Quiero decir: hay que llegar a que un pueblo tenga ciertas pautas de conducta y creencias, lo demás se dará por añadidura. Si no las tiene, no tiene sentido insistir en temas electorales.
No veo mal ese tipo de partidos. Veo mal que el voto sea el único motivo de reunión y de acción, la raíz volátil y controlada de la unión transitoria entre alguna personas con un objetivo superior en común.
Luchamos por contenidos, no por números en papeletas o pantallas. De todas maneras, son opciones. A veces y según el caso, una corriente de opinión puede lograr más concesiones identitarias que un partido. La praxis políitica es opinable, el fondo de las cosas no lo es, De todos modos, siempre les deseo lo mejor, aunque no hay peor película que aquella de la que uno ya sabe el final.