Lo que se ve en la foto, es lo que hace la democracia liberal, el pacifismo, el buenismo, el progresismo, el multiculturalismo, el anti racismo, el marxismo. Todo se resume en esta fotografía. Uno puede ir a elecciones democráticamente, pero eso no importa. No veo mal que se haga, pero las limitaciones están a la vista. Es el problema de estar a la defensiva.
No hay límites para la degradación, para la mentira, para la hipocresía, para la imbecilidad. A estas alturas, tiene mucho más sentido para mí escribir poesía para sostener el espíritu de los que luchan, que argumentar para convencer a los que nunca verán la verdad o nunca van a participar en nada. ¿Qué puede uno argumentar a esta altura? ¿Qué sentido tiene entrar en la lógica demente del sentido del mundo y de lo políticamente correcto?
Podríamos exponer las aberraciones y los horrores que dominan la edad oscura en el día a día, pero tampoco tendría sentido. Es todo tan obvio, que no lo ve el que no lo quiere ver. Hay que cambiar de mentalidad. Menos circo. Menos palabras. Hay que pasar a la ofensiva de un modo inteligente. Conseguir la masa crítica suficiente, como en las calles de Francia. Sólo de ahí surgirán los líderes.
Un pueblo son los que actúan. Los demás son esclavos, mercenarios, obsecuentes, soplones, miserables. Esos deben desaparecer lo antes posible. Hay demasiada gente para que podamos desarrollar nuestra democracia: la democracia griega, la república romana, la comunidad orgánica.
Se acabaron los argumentos. las teorías toman demasiado tiempo de discusión. No es el momento. Mentalidad, actitud, acción, espíritu de lucha. Eso es lo que necesitamos. Salir de lo de siempre: esa eterna elucubración sin carnadura, sin vitalidad, sin sentido de la realidad.
Los apóstoles de la no violencia lo son, porque no necesitan ejercer la violencia por ellos mismos: le exigen al estado que la ejerza por ellos, para poder llamarse progresista. No hay ley, no hay justicia. Somos hijos de la soledad, pero todo lo fuerte, desde que el mundo es mundo ha nacido en soledad. Ya lo dijo Nietzsche y no quisieron escucharlo. Es hora del hombre nuevo, es hora de la voluntad de poder.