Por Greg Johnson
Traducción por A. G. Enlace original aquí.
El Nacionalismo Blanco presupone una respuesta a la pregunta “¿Quién es blanco? El Nacionalismo Blanco es un movimiento político, donde la identidad blanca es una cuestión metapolítica. Una respuesta precisa a esta pregunta provee el fundamento para una efectiva defensa blanca. Respuestas falsas o imprecisas, sin embargo, conducen a esfuerzos confusos e inefectivos. Deseo tratar con dos de estas erróneas respuestas: “Nordicismo” y “Arianismo”. Ambas actitudes socavan al Nacionalismo Blanco introduciendo confusiones sobre la identidad blanca.
El nórdico arquetípico es alto, de cabeza alargada, y piel clara, con cabello rubio y ojos azules. Los tipos y características nórdicas se encuentran a lo largo de Europa, pero como el nombre lo sugiere, son más prevalentes en el Norte. Como yo lo defino, el Nordicismo es la opinión de que el tipo nórdico es el modelo, paradigma o arquetipo de blanquitud, con la consecuencia de que lo no-nórdico sería no-blanco, o blanco en un menor grado. Los nordicistas más infantiles en realidad imaginan que la única manera en que los europeos podrían adquirir cabellos, ojos y complexiones oscuras, es a través de la mezcla racial.
Los arios fueron los creadores de un lenguaje y cultura particulares. Su patria, aparentemente, estaba en Europa Oriental, en algún lugar entre los mares Bálticos y Negro (un área ahora poblada por eslavos y baltos, que algunos nordicistas consideran razas inferiores). En el segundo milenio AC, los arios comenzaron a migrar hacia el Oeste en Europa, al Sur en Oriente Medio, y al Este tan lejos como la India y China, difundiendo su lenguaje, cultura, y genes en el proceso. Debido a la extensión de esta difusión, los arios son también llamados Indo-Europeos. Se cree que los arios originales fueron tipos nórdicos, por lo tanto, los mismos rasgos son descritos como arios y nórdicos. Del mismo modo que el nordicismo considera al nórdico como el arquetípicamente blanco, el arianista hace normativos a los lenguajes y cultura Indo-Europeos.
¿Qué tiene de malo el Nordicismo? Nada realmente, si uno es nórdico. Parece perfectamente natural y saludable para las personas nórdicas preferir la compañía de gente genéticamente similar. De hecho, el cerebro está codificado para hacerlo. Yo soy un tipo nórdico, y estoy más cómodo en climas del Norte y entre gente nórdica. En igualdad de condiciones, preferiría una pareja nórdica que comparta mis rasgos recesivos y que pueda ayudarme a pasarlos a la próxima generación. Estas actitudes sólo serían objetables si yo esperase que los no-nórdicos también las compartieran. Esto sería tomar una preferencia natural que es relativa a un grupo subracial y convertirla en un estándar absoluto para todos los grupos.
Ni siquiera me opongo a la idea de la superioridad nórdica. Si los grupos son realmente diferentes, entonces cada grupo está inclinado a ser objetivamente mejor que otros según ciertos estándares. Pero debemos recordar que esto también implica que los mismos grupos están inclinados a ser inferiores según otros estándares. Los nórdicos son objetivamente superiores creando sociedades prósperas, igualitarias, de alto nivel de confianza y baja corrupción. Como nórdico, estoy más cómodo en tales sociedades, y muchas otras personas son atraídas a tales sociedades, aunque sólo sea como esponjas y saqueadores. Los nórdicos, sin embargo, están demostrados ser objetivamente inferiores preservando nuestras sociedades debido a su bajo etnocentrismo, alta confianza, y credulidad extrema de cara a externos pueblos tribales depredadores listos para despojarnos. La superioridad nórdica se vuelve objetable sólo si (1) asumimos que las excelencias nórdicas son el único criterio para juzgar a las sociedades, y (2) si olvidamos que los nórdicos no son superiores en todo.
A pesar de que nacionalistas blancos tales como Wilmot Robertson y William Pierce fueron fuertemente nordicistas, y sus actitudes persisten, en mi experiencia los nacionalistas blancos nórdicos son los más concientes de las debilidades de nuestro propio pueblo. Más allá de eso, los nórdicos que tienen las más ingenuas y arraigadas actitudes supremacistas tienden a ser liberales e izquierdistas que creen que los inmigrantes no-blancos pueden convertirse en ciudadanos de sociedades nórdicas, que quieren convertirse en ciudadanos, y que aparentemente ni siquiera hemos intentado asimilarlos, debido a que la forma de vida nórdica es tan intrínsecamente irresistible que todo el mundo de forma espontánea y voluntariamente querrían adoptarla (sin, por cierto, desprenderse de sus propias identidades étnicas, que al parecer son sólo cuestiones superficiales de ropa y alimentación, de todos modos).
El Nordicismo es problemático para los nacionalistas blancos porque socava la cooperación y confianza entre los diferentes grupos europeos. Esto daña la habilidad de los nacionalistas blancos de defender los intereses blancos en sociedades coloniales europeas como Estados Unidos y Canadá, las cuales fueron pobladas por grupos étnicos europeos muy diferentes, que están cada vez más mezclados en una genérica identidad “blanca”. En Europa misma, esto también socava la solidaridad pan-europea necesaria para evitar las luchas internas europeas y unificar Europa de cara a amenazas extra-europeas.
Imagine, por ejemplo, los sentimientos de un griego o italiano americanos hacia National Alliance de William Pierce si leyera Who We Are, en que lamenta que los invasores nórdicos de Grecia se mestizaran con poblaciones europeas indígenas en lugar de exterminarlos para mantener su sangre pura – una agenda exterminista que previó para el futuro en The Turner Diaries. Tales actitudes derivan lógicamente de la premisa de que los nórdicos son los únicos europeos auténticos, lo que implica que los no-nórdicos serían hombres inferiores. National Alliance aceptó no-nórdicos como miembros, pero tales personas podrían legítimamente preguntar si la organización podría realmente tomar su dinero y representar sus intereses de buena fe.
La idea de que los nórdicos son auténtica y arquetípicamente blancos es simplemente un error intelectual.
- Primero, no hay razón para pensar que los primeros europeos fueron nórdicos.
- Segundo, incluso si los primeros europeos fuesen nórdicos, no hay razón para suponer que todas las divergencias del tipo nórdico representan una decadencia del ideal.
Los nórdicos son solamente una rama del árbol familiar europeo, y no son ni más ni menos auténticos europeos que cualquier otra rama.
Otro error que está aliado al Nordicismo es lo que llamo la falacia del yerno. Muchos blancos obran sobre la suposición de que la única gente verdaderamente blanca es aquella que ellos quisieran que se casaran con sus familiares. Y ya que la mayoría de las actitudes de las personas sobre tales materias están basadas en la similitud genética, la falacia del yerno es realmente sólo una forma de chovinismo sub-racial inconciente. Es perfectamente natural y saludable querer casarse con gente que es genéticamente similar, así uno puede pasar de manera más fiable los propios genes y cultura a la siguiente generación. Pero esto no implica que los grupos con los que uno no estaría dispuesto a casarse sean menos europeos o menos blancos.
El Arianismo es una actitud incluso más problemática que el Nordicismo. De nuevo, el Arianismo es la opinión de que el lenguaje y cultura Indo-Europeos son normativamente blancos. En su modo más infantil, el Arianismo conduce a la falsa conclusión de que los Vascos, Finlandeses, Húngaros, y Estonios “no son blancos” porque no hablan lenguas Indo-Europeas. Igualmente infantil es su conclusión de que los caucásicos no-europeos (Persas, Armenios, Hindúes) son de alguna manera “de los nuestros” porque hablan lenguas Indo-Europeas. La reducción al absurdo del Arianismo es un europeo que siente más afinidad con los Persas e Hindúes que con los Húngaros o Finlandeses a causa de sus raíces lingüísticas comunes. Por supuesto, debido al colonialismo existen también millones de Africanos, Amerindios, y Asiáticos que hablan lenguas Indo-Europeas e incluso portan genes europeos. Lógicamente, el arianista debería también preferir esta gente a los Vascos o Estonios, pero esperemos que se echen hacia atrás ante este absurdo. Los europeos pueden aprender mucho sobre nuestro propio lenguaje y cultura pre-cristianos a través del estudio de los vástagos arios entre no-europeos. Pero aquellos que portan estos lenguajes y culturas hoy en día siguen siendo no-europeos – no “de los nuestros”.
No existe razón para asumir que la lengua y cultura Indo-Europeas sean normativamente europeas. Los arios fueron una rama de la familia europea que se escindió del tronco principal, desarrolló una lengua y cultura distintas en aislamiento por incalculables milenios, y luego migró de vuelta hacia el Heartland europeo, así como al Próximo, Medio y Lejano Oriente.
Los arios ciertamente contribuyeron a la civilización europea, pero no la crearon. De hecho, cuando las diversas oleadas de arios retornaron a Europa, fueron justamente considerados como bárbaros. Ellos incluso se consideraban bárbaros a sí mismos. La agricultura, cerámica, metalurgia, lenguaje escrito, relojes, calendarios, astronomía, irrigación, vida urbana, la rueda, las artes y artesanías refinadas, arquitectura monumental – todas ellas fueron invenciones pre-arias. Las primeras altas civilizaciones de Europa surgieron alrededor de la costa mediterránea, no en el Norte. Sus creadores fueron sub-racialmente mediterráneos, no nórdicos. Los creadores de las altas civilizaciones de Mesopotamia fueron caucásicos, pero probablemente no fueron más europeos que los actuales residentes de aquellas tierras. Y cuando los arios se difundieron a lo largo de Europa y Oriente, fueron impresionados por las civilizaciones superiores que encontraron y ansiosamente las asimilaron, cultural y genéticamente, hasta que los arios en su forma pura se extinguieron.
Los europeos hoy en día, cultural y genéticamente, están más o menos compuestos por arios y pre-arios. Así, es una forma de falsa conciencia – o inauténtica – el identificarnos, individual o colectivamente, con los arios, un pueblo extinto que sigue viviendo sólo como ingredientes genéticos y culturales de los europeos modernos. Los arios son parte de nosotros, pero no son nosotros. Soñar que somos arios es como un perro soñando que es un lobo.
¿Quiénes somos, entonces? ¿Quién es blanco? ¿Quién es europeo? Una simple pero pragmática respuesta es que somos la rama de la raza caucásica que ha habitado Europa desde la última Edad de Hielo. Pragmáticamente, esta ascendencia común abarca todos los grupos que reconocemos como europeos, pero también excluye a los caucásicos no-europeos en Medio Oriente, en las Montañas Caucásicas, y en Asia Central y del Sur.
Los caucásicos europeos y no-europeos aparentemente tienen ancestros comunes. Pero cuando hablo de la raza blanca europea, me refiero al subconjunto de la raza caucásica que se asentó y desarrolló en Europa. A pesar de que existen casos liminares donde las dos subrazas se han mezclado, los caucásicos no-europeos son cultural y genéticamente distintos de los europeos. Por otra parte, los caucásicos no-europeos existen en gran número y a diferencia de los europeos, no están en peligro de extinción. Aunque la cruza entre caucásicos europeos y no-europeos no es mezcla racial en estricto sentido, aún así debería desalentarse, ya que erosiona la distinción genética de una raza ya amenazada.
Si los Nordicistas piensan que esta definición incluye gente que con la que ellos no quisieran vivir o reproducirse, no necesitan hacerlo en cuanto mantengan sus propias patrias distintas.
Los blancos están unidos por un origen común, enemigos comunes, y una común amenaza de extinción. De la única cosa común que nos falta es una manera de evitar el completo olvido genético y cultural. El propósito del Nacionalismo Blanco es dar a nuestra raza un futuro otra vez. Cambiar el curso de la historia no es una tarea pequeña. Ella requiere conciencia blanca y solidaridad, así como organización y acción histórica mundial.
La solidaridad blanca no necesita entrar en conflicto con identidades particulares regionales, nacionales o sub-raciales. De hecho, todo el propósito del Nacionalismo Blanco es proteger tales diferencias. Pero los chauvinismos sub-raciales y nacionales – e identificaciones imaginarias con ancestros extintos y con no-europeos que hablan lenguas Indo-Europeas – sí están en conflicto con la solidaridad que necesitamos para salvarnos. Los Nordicistas y Arianistas están programados para la destrucción con el resto de nosotros. Lo que significa que tales actitudes son, en última instancia, auto-destructivas. Son lujos y placeres que una raza moribunda no puede permitirse.