Artículo publicado originalmente como “Les USA: amis, alliés, adversaires ou ennemis?”. Traducción por F. A.
En varios de mis libros he criticado siempre dos posiciones: el antiamericanismo obsesivo de rigidez ideológica y atlantismo de sumisión, la americanolatría. Demonizar a los Estados Unidos es también inconsecuente como idealizarlos. He aquí un resumen de una posición que podría ser llamado como «gaullista».
Una política exterior para el imperialismo inconsistente
En el campo de la política exterior, desde el desastre de Vietnam, las acciones bélicas de Washington se han multiplicado, algunas más contraproducentes que otras, pero siempre animadas por estos dos objetivos: mantener a Europa en sumisión y rodear a Rusia para evitar que se convierta en una gran potencia. En los Balcanes, Afganistán, Irak y en Oriente Medio, las operaciones de guerra de Estados Unidos, a través de pseudo-coaliciones ilegales respecto a las Naciones Unidas, siempre han llevado al caos y a la guerra civil. Con consecuencia de esto, se refuerza por todas partes al islamismo y su barbarie, se desestabilizan regiones enteras donde los cristianos son perseguidos y todo esto para una democracia a la americana, que jamás ha experimentado ni el más leve indicio. La política internacional de Washington, belicista por esencia, oportunista por necesidad, es una marcada mezcla de ingenuidad y cinismo, de grandes principios acuosos principios y de prácticas de la CIA, el ejército de los EE.UU. o de la NSA que violan alegremente la ley. Y traicionan a los «aliados» cuando es necesario.
En el caso de Ucrania donde Washington intervino abiertamente, se trató de provocar a Rusia y de lanzar contra ella una nueva guerra fría de mediana intensidad, con el fin de evitar a toda costa un eje París-Berlín-Moscú, romper la economía rusa, desestabilizar el régimen político, para eliminar cualquier influencia rusa de la esfera natural de Europa central, así como de ampliar la OTAN lo más al Este posible, en violación de los acuerdos al el momento de la disolución de la URSS.
También debemos señalar los errores, las revocaciones, la ingenuidad de la diplomacia estadounidense, incluyendo a Arabia Saudita, Pakistán, Irán… Con una total falta de coherencia entre, por ejemplo, el fanatismo de los neoconservadores bajo George Bush y la administración de Obama, que parece ya no tener una doctrina clara. Incluso comparado al aliado israelí. Con Obama, un indeciso, que no es de una línea constante, los EE.UU. improvisan una política exterior poco legible, repartido entre las «tres hermanas»: la CIA, el Pentágono y el complejo militar-industrial.
Un Estado estratégico económicamente muy eficiente
Contrariamente a Europa y en particular a Francia, los Estados Unidos son otra vez el primer motor del crecimiento global, con un aumento del 15% de la productividad laboral, una reubicación de las empresas, explotación de gas y petróleo de esquisto y especialmente a través de su liderazgo absoluto en la economía de la revolución digital. Obama dijo el 17 de febrero pasado, con un imperialismo tranquilo: «nosotros poseemos Internet. Nuestras empresas crearon, se ampliaron, se desarrollaron a un nivel que nadie puede competir con nosotros». Las consecuencias de la dominación no compartida de la economía digital mundial por los Estados Unidos es crítica y no sólo en el espionaje sin cuartel. Ellos compensan una retirada estratégica y la erosión de la Pax Americana por medio de un imperialismo tecnológico masivo que China y la Rusia tratan de contrarrestar, pero que Europa, estupefacta y sumisa, deja de lado. «Europa está totalmente rendida al oligopolio del Internet americano. […] Dominante en el año 2000, la industria de las telecomunicaciones europeas se derrumbó. Las instituciones europeas han demostrado ser igualmente eficaces al prohibir el surgimiento de una industria continental, al dejar el campo abierto a las empresas norteamericanas», señala Nicolas Baverez (en “La guerre d’Internet aura bien lieu”, en Le Figaro, 23/02/2015). La creación de un ‘Internet Europeo’ es demandada por Angela Merkel, en vano…Véronique Morali, quién dirige Webedia y que es una de las personalidades más influyente de los informáticos europeos, afirma (ibíd.): «Los Estados Unidos, con gigantes como Google, Facebook, Amazon o Twitter claramente ganado la batalla de la potencia […] Sólo grupos chinos son capaces de competir. Europa ha perdido la batalla.» Por el momento.
En todo caso, el estado estratega americano ha sido capaz de promover en tan sólo quince años, a partir del ecosistema de California y por una política económica a la par que soberana y liberal, un instrumento tecno-económica de dominación y de control global. Esto está lejos de los despojos de los enarques sobre el colbertismo colectivistas o el «modelo social francés».
Una hegemonía aceptada por los europeos y no impuesta
Denunciar al «imperialismo» americano, como tal, es estúpido porque cada gran poder es necesariamente imperialista, es decir, busca la dominación. Lo que nosotros debemos criticar, es la forma del imperialismo americano y que es contra-productivo para los mismos EE.UU. en un mediano plazo, porque crearán enemigos por todas partes y multiplicarán el contra ellos el odio y resentimiento terco. Por otro lado, este desagradable imperialismo norteamericano es alimentado por la misma debilidad y sumisión europeos, proporcionando las varas de oro para que consiga vencer.
Por ejemplo, en la actual negociación del nuevo tratado de libre comercio UE -EEUU, que es un vergonzoso tratado desigual, los europeos son los únicos responsables de su propia capitulación. Los europeos nunca se han atrevido a protestar seriamente contra los privilegios jurídicos internacionales que los estadounidenses otorgan, tales como sanciones, multas y adendas que imponen unilateralmente a los países y empresas que desafían su imperium.
En cuanto a la naturaleza de la «dominación cultural americana», que se presenta desde hace décadas, es un debate donde, otra vez entrampada, la culpa volvió completamente a los europeos que deberían preguntarse la cuestión de su propia creatividad cultural en vez de culpar a otros. Pienso en particular que “la excepción cultural francesa”, con su sistema de subvenciones cuasi-soviéticas de obras mediocres, con los costosos privilegios de estos asistidos que son los intermitentes del espectáculo.
Globalmente, la dominación cultural, tecnológica, política de Estados Unidos es más bien el resultado de un vacío y una inquietud europea que de una brutalidad americana. Donde el estado estratega americano asiste a sus empresas, el estado francés colectivista practica barreras administrativas y fuertes impuestos, desalienta el trabajo y la competitividad. Por otro lado, Europa aplica la regla de competencia desenfrenada que conduce a la preferencia económica extranjera (es liberal donde no debería y no lo es donde debería serlo). Los EE.UU., ellos, se comprometen en la preferencia económica nacional (Buy American Act). Las dos potencias que en la actualidad contienen al unilateralismo estadounidense son Rusia y China. Habiendo sacrificado sus presupuestos militares, así como sus ambiciones en la economía digital, los europeos no deberían sorprenderse de ser dependientes de la OTAN y los gigantes transatlánticos de Internet.
Describir la naturaleza de los Estados Unidos
En cualquier caso, los Estados Unidos no puede ser calificados como enemigos por los europeos, en particular por los franceses, como hacen algunos círculos extremistas de izquierda como de derecha. El verdadero enemigo, fundamental, tiene el rostro de aquéllos que han cometido los atentados a principios de enero y las fuerzas que están detrás de ellos y llevando a cabo, con la complicidad de una oligarquía ciega, la colonización y la islamización de Europa. Los Estados Unidos, sin embargo, pueden ser calificados como adversarios, de competidores muy duros, particularmente en las áreas tecno-económicas y estratégicas, como China. El amigo verdadero natural de Europa debe ser la Rusia y esto, en todos los campos, porque pertenecemos a la misma casa común continental. Sea dicho que, dependiendo de las circunstancias y en algunos temas, especialmente contra el islamismo, los Estados Unidos pueden ser aliados. Sin embargo, uno siempre puede soñar, hasta que sea demasiado tarde, con una alianza general de todos los pueblos del mismo origen y de la civilización europea…