Nosotros estamos por los pueblos, no por los imperios. El modo en que los pueblos del mismo origen se articulen pertenece a ellos. Las formas políticas debemos encontrarlas desde nuestro núcleo, no imponerlas desde estados caducos. Un estado debe ser instrumento del pueblo al que sirve, y no al revés.
Mi prioridad es la defensa y articulación política de los blancos del Sur. En tanto un proyecto sea adecuado a su defensa me será afín, en cuanto no lo sea poco me interesa. Vivimos en medio de una dinámica donde es muy difícil no equivocarse. Pero cada error o acierto que cometa será en pos del objetivo antes mencionado.
Los blancos del Sur somos la descendencia de trabajadores europeos que llegaron en masa a América. En general los descendientes del imperio español son quienes se mestizaron y perdieron su identidad. El imperio español eligió ese camino, ya que siempre prefirió un bautizado a un hombre blanco. Y a mi no me interesa si el hombre blanco es cristiano, pagano, católico o protestante. Puede ser también agnóstico o ateo. Me da lo mismo. La idea de criollo euro descendiente los engloba a todos.
Si Europa se articula por las viejas naciones o por regiones, es un tema de los que viven en Europa. Nuestra idea pan-criollista puede articularse de otro modo. Participaremos del proyecto que mejor se adecue a nuestros intereses y que mejor interprete nuestras necesidades, dentro de las pautas que venimos afirmando.
Nosotros amamos y asumimos cultura de todas las etnias europeas que llegaron aquí. Con los galeses del Sur me siento galés, ya que tengo sangre celta, y aunque esa sangre haya venido de Mallorca no cambia nada. Lo mismo nos ocurre con polacos, croatas y así sucesivamente. Pan-criollismo es, en cierto modo pan-Europa, y en los hechos, una Europa de las etnias desarrollada en el ámbito de un sólo país.