Soy nacionalista blanco y nación la cargo por dondequiera que deambule, sea Chile, sea Argentina, sea Perú, sea donde sea. Siempre voy a cargar por el lado de mi gente, y donde ésta se sienta más segura. Sinceramente, dudo que vaya a estallar alguna guerra, pero no me importa: el mar es nuestro. Si la gente que no está aquí, en el Norte, no lo quiere ni le interesa, pues por nosotros no hay problema: a nosotros sí nos importa.
Muchos, la mayoría, de nuestros ancestros vinieron desde el sur a combatir no por los capitales extranjeros o el poderío económico, como quieren establecer reduccionistamente algunos, tampoco vinieron a combatir por la tierra ni para procurar los recursos, sino que vinieron a combatir cuando supieron de los atropellos que estaban sufriendo su gente. Digo su gente y no sus compatriotas pues, como está bien documentado, jóvenes nacidos y criados en Argentina, cruzaron la cordillera al enterarse que familiares suyos (muchos de los cuales ni siquiera conocían) estaban solos. Manuel Castro Ramos -tras una denigrante tortura- murió ahogado por denunciar los ultrajes contra la población chilena por parte de los soberanos (i.e., el Perú); hoy es el Estado de Chile el que ultraja a la población del norte: tienta la suerte compareciendo ante un tribunal ridículo en el cual no tenemos nada que ganar, apoya al avalar con silencio la entrada de miles y miles de inmigrantes indeseables cada año (delincuentes, mestizos, negros, pandilleros, y toda la amplia gama de ralea melaninizada que pueda ofrecer Sudamérica), devuelve una cifra absurda del presupuesto que, paradójicamente, es en el norte de donde proviene la mayor parte.
¿Por qué tendríamos que movernos de aquí, no fueron nuestros tatarabuelos los que nos legaron este lugar? Nosotros no nos vamos, que se vayan ellos.
El cuento de las 7 familias realmente me la suda. ¿Alguien cree en realidad que las famosas 7 familias van a perder un solo dólar en caso de que Chile pierda esa porción? Por favor: el capitalismo es apátrida, su nación es el dinero. Una flota puede moverse y agotar los stocks de pesca si así lo requiere. Sí, la pesca industrial en Chile es destructiva. Pero, ¿alguien sabe cómo es la pesca en Perú?
Si no te importa el norte por su gente, entonces que te importe por los peces.
Nadie conoce nuestra realidad más que nosotros, los que vivimos acá. Nuestras calles están llenas de los nombres que los izquierdistas odian, y el suelo es nuestro porque fue arrebatado con violencia a sus antiguos dueños. ¿Tienes algún problema con eso?
Pueden pensar lo que quieran, pero soy todo menos un amante de las instituciones, y mucho menos un amante de las Fuerzas Armadas. No abogo por el Estado-Nación, mismo Estado que considero mi enemigo… pero enemigo más grande es el estado de más al norte, pues veo en su población y no veo gente semejante a mí, y los veo avanzar con sus costumbres, sus genes y su rastrera prepotencia. Si Chile cede ante la demanda marítima, entonces tendrá que ceder ante toda la exigencia de las hordas mestizas y negroides que se acercan , y será el fin de los reductos de raza blanca en el norte, y será nuestro fin porque el inepto mando central y la gente de a pie no le habrá dado la relevancia que tenía. No haré grandes aspavientos de militarismos tontos propio de civil exaltado sin instrucción militar (típico), pero ser presencia es ser resistencia. Nosotros o ellos.
Probablemente, nosotros seamos el equivalente del Mediterráneo que tuvo que soportar todas las hordas de inmigrantes para que Europa pudiera prosperar en la comodidad que permitía la ausencia de choques con otros pueblos. Nosotros no tenemos comodidad, pero tenemos un premio: podemos ser racistas, xenófobos e intolerantes donde ser todo eso sí es un desafío que se vive día a día. No importa el fallo. De aquí no nos moveremos. Nos quedamos.