Los que fueron llamados paganos por los cristianos, son inmunes al virus del capitalismo y su sucedáneo el marxismo.
O al menos conservan algunas defensas contra eso. En primer lugar, porque no entregaron su espíritu a una visión del mundo falsa y anti natural. También pueden concebir la acción desde un punto de vista menos contaminado.
Los «racistas» cristianos ven las cosas desde el punto de vista bíblico: como pueblo elegido por un dios único, para llevar a los demás pueblos a su verdad o a su dominio.
No hay una única verdad: hay caminos propios y caminos ajenos. Caminos de supervivencia. Conciliar el cristianismo con la identidad blanca, es asumir la necesidad de un crimen continuo hasta imponer la verdad de un dios universal. Tanto el punto de vista del «todos somos iguales» como el de «somos los elegidos por dios» constituyen aberraciones cristianas.
Medir las acciones por la voluntad de ese dios demente, es entregarse al delirio del más abyecto fanatismo. Y asumir la «superioridad racial» por mandato divino, no es mejor que asumir: «la igualdad universal». Son dos caras de la misma moneda.
Defender la supervivencia de la raza blanca, para terminar tomando caminos tan estrechos como el antedicho, sería inútil y profundamente negativo. De hecho vemos lo que ha sido eso, desde hace un par de milenios atrás.
El «mandato universal» de la raza blanca es algo que no existe. No hay ningún mandato por el estilo: eso es sólo una enfermedad abrahámica. No hay nada que imponer a los demás, no hay verdades que puedan ser para todos. Cada identidad asume su cosmovisión y trata de sobrevivir.
Tratamos de percibir hasta lo posible de nuestros, límites la ley natural. Sabemos que lo demás es misterio y lo asumimos como sagrado, le damos una forma posible mediante la estética, mediante la espiritualidad específica de nuestra identidad. Lo demás es negación de toda ley natural, adoración de los límites oscuros puestos por un libro y un dogma cerriles, que son la apología misma de la ignorancia.
Nadie asesinó a la raza blanca: ella misma lo hizo quizás por cansancio, quizás por varias causas que confluyen. Así como un miserable virus acaba con el mayor de los genios si no tiene las defensas adecuadas, del mismo modo ese miserable virus del desierto se expandió y aniquiló todo lo que fuimos.
El tiempo es circular. Lo que buscamos no está delante, sino detrás de nuestra percepción temporal relativa. La vida pasa: lo único cierto es que vamos a morir. Por eso mejor busquemos más allá del tiempo lo que somos, para poder reencontrarnos con la ley natural.