Como un buen personaje mediático (hay que destacar su manejo exhaustivo de las redes sociales), Gloria Álvarez se ha esforzado por posicionarse en un punto ideológico que se diferencie de lo progre y lo conservador, llegando incluso a editar un par de libros especialmente pensados en aquéllos que les gusta perder el tiempo debatiendo —usando “hechos y lógica”— con otros ociosos para demostrar quién tiene la razón (todo esto ocurriendo en una realidad donde a los individuos les importa poco tener la verdad, pues su apego emocional y moral a su verdad les es suficiente—leer argumentos es inútil, pues parten con una visión sesgada e incrédula donde las justificaciones y datos dan lo mismo).
Una de los caballos de batalla de Gloria Álvarez ha sido el del igualitarismo manifestado a través de la escasa (o nula) importancia de la identidad racial y étnica del individuo respecto de la igualdad ante la ley. En concordancia con eso, Gloria Álvarez se sometió a una prueba genética[1] (23andMe, al igual que Randy Marsh[2]) para ver qué decía su composición genética y, de paso, tratar de refutar a la antropóloga Sandra Xinico Batz, quien ha realizado acusaciones respecto a los “enemigos de raza y clase” (que en este caso, se trataría de los criollos/europeos de clase alta):
Antes de mostrar los resultados, Gloria mencionó que:
“Si todos los seres humanos conociéramos nuestra licuadora genética se acabarían los racismos, los nacionalismos, las xenofobias y ese odio al diferente porque entenderíamos que todos somos producto de una humanidad que se ha venido mezclando en relaciones sexuales y en relaciones políticas e históricas durante muchísimos años.”
La premisa de Gloria es utópica.
Primeramente, Gloria parte del supuesto que el ser humano es un ser estrictamente racional, y que basta tener consciencia respecto a que todos los humanos provienen de un tronco en común para evitar el conflicto. Sin embargo, pasa por alto algo en particular: aun sabiendo el ser humano que proviene de un tronco en común con su prójimo, no ha sido suficiente para evitar el conflicto. Incluso, Gloria Álvarez plantea su premisa teniendo en mente el choque entre razas diferentes, ignorando que, por ejemplo, la historia de Europa ha sido una de siglos y siglos de conflictos étnicos y guerras por la diferencia, incluso entre fenotipos de la misma raza, muchos de ellos parecidos.
En palabras de Jared Taylor[3] frente a la audiencia de Property and Freedom Society, en 2013:
«Los humanos tienen una sensibilidad exquisita a las diferencias entre su grupo y otros grupos. El conflicto grupal es tan antiguo como nuestra especie. Los seres humanos están preparados para luchar entre sí por todo tipo de razones: etnia, idioma, nacionalidad, religión e incluso por razones políticas, pero de todo tipo de conflictos, el conflicto racial es el más crónico y difícil de controlar, y eso es porque la raza es parte de la biología. Es inmediatamente visible y, por lo general, es un indicador de las diferencias en el comportamiento y la cultura y no sólo una diferencia en la apariencia.
Dondequiera que encuentres personas de más de una raza tratando de compartir el mismo territorio, hay conflicto.»
Decir que todos pertenecemos a misma licuadora genética (incluso pasando por alto el sinsentido igualitario[4]) es una versión actualizada del lema “todos somos humanos”. Sabemos que todos somos seres humanos, aún sin ver el genoma de ninguna persona; no obstante, ¿eso ha evitado el conflicto entre los seres humanos? ¿Evitó las masacres prehistóricas[5] en tiempos en que la diversidad racial y étnica en un mismo territorio era muchísimo menor? (Sin olvidar las guerras raciales prehistóricas[6], por supuesto.) Si las escasas diferencias entre algunos seres humanos son suficientes para el conflicto, ¿por qué se esperaría que las grandes diferencias fenotípicas no causen conflicto tan sólo porque un video de internet explica con “hechos y lógica” que todos pertenecemos a la misma licuadora genética? Y si en la licuadora me tocó la parte que contenía más kiwi y a ti la que contenía más maracuyá, ¿serán dos versiones idénticas de marakiwi, o tendremos tragos de sabores diferentes aun conteniendo los mismos ingredientes? Todos sabemos que la variación en las proporciones afecta directamente al resultado de lo que horneamos, ¿por qué en seres humanos sería diferente?
Por último y por sobre todo: Gloria Álvarez trata de refutar algo que nadie está defendiendo. La defensa de la pureza carece de argumentos científicos que la sustenten, y difícilmente alguien en el siglo XXI defenderá la pureza (es decir, el 100% de genes de un grupo humano aislado).
Los resultados del test 23andMe de Gloria Álvarez reflejaron que ésta tiene algo así como un 10% no-europeo dentro de su composición genética:
Esta combinación (es decir, la proporción en la composición) de los genes de la humanidad provocó que este conjunto se codificara y nos diera este resultado:
Por otro lado, y asumiendo que Sandra Xinico también tuviera ascendencia europea, la proporción de estos genes dentro de su composición provocan que la identificación racial y étnica de ésta sea diferente de la de Gloria Álvarez, independientemente si ésta es o no «pura de raza».
Notas.
[1] https://www.facebook.com/GloriaAlvarez/videos/1369808256495453
[2] https://southpark.cc.com/episodios-en-espanol/s21e03-especial-de-feriado
[3] https://www.youtube.com/watch?v=rIcugsixfow
[4] “Claiming races are alike because they share the same genes is now equivalent to claiming all books written with the same 26 letters say the same thing.” George Hocking. https://www.counter-currents.com/2012/03/ethnic-hegemonies-in-american-history-part-1/
[5] https://www.theatlantic.com/science/archive/2016/01/a-prehistoric-mass-grave-and-the-origins-of-war/424839/
[6] https://www.independent.co.uk/news/science/archaeology/saharan-remains-may-be-evidence-of-first-race-war-13000-years-ago-9603632.html