La hegemonía de pensamiento de Izquierda es algo que difícilmente puede negarse, bastando sólo detenerse a leer las opiniones vertidas (vomitadas) en las redes sociales, los comentarios emitidos por comunicadores sociales (básicamente, prensa y opinólogos que se sienten con el derecho a opinar aunque sean ignorantes en un tema), y por profesores y académicos. Esta hegemonía es perfectamente válida, sobre todo cuando son las otras ideas las que retroceden y permiten el avance de las ideas contrarias.
La Izquierda se jacta de este triunfo hegemónico porque, hasta ahora, sus ideas habían penetrado en la sociedad como una barra de hierro al rojo vivo en un cubo de mantequilla, pero este mismo exceso de confianza promueve, por una parte, el estancamiento argumental de parte de los que detentan esta hegemonía y, por otro lado, promueve también un retroceso importante en términos de modales y de lo político, cayendo en la grosería pura y dura.
No hace muchas horas me bajé de un avión, vuelo en el cual aproveché de terminar la mitad restante del libro El Engaño Populista (2016), escrito por Axel Kaiser y Gloria Álvarez. Llegando a mi hogar y queriendo escribir una reseña del libro, indagué en internet para buscar la casa editorial de La Fatal Ignorancia —ya que ir a revisar el ejemplar físico del libro significaba moverme unos seis metros de mi sillón—encontrándome con un triste video que tanto El Desconcierto (« “¡Tu libro es una vergüenza!”: Axel Kaiser queda en ridículo en duro round contra cientista político») como The Clinic («Alfredo Joignant noqueó a Axel Kaiser en El informante: “El libro es malo Axel, es una vergüenza”») alabaron como la máxima gracia argumental sobre un autor que no sólo no pertenece a la Izquierda, sino que la denuncia frontalmente.
Con la soberbia típica de un clásico académico chileno aplaudido por sus pares del mismo color político y por sus alumnos, Alfredo Joignant formula un triste desvarío argumental que, en realidad, termina validando la mediocridad y visión prejuiciosa inherentes a la educación chilena que ha sido atravesada por el pensamiento de Izquierda tal como un puerco es perforado por un fierro para luego asarlo.
La justificación de Joignant quien responde a Kaiser sobre el libro de éste último diciendo “para serte franco, lo leí en diagonal porque no es necesario leerlo entero, es que es un argumento demasiado simplista”, es injustificable. ¿Qué seriedad puede proyectar un académico que afirma que se trata de “un libro muy malo, y además es un libro muy dañino”, para luego reconocer que no ha leído el libro por completo? ¿Qué diferencia puede existir entre ese comportamiento y el de un estudiante de enseñanza media que se toma la atribución de basurear libros y artículos sin haberlos leído? Aun no comulgando con Kaiser respecto a algunos asuntos, sí puede destacarse su dedicación a la lectura minuciosa de su enemigo (e.g., El Otro Modelo —libro que entre sus autores figura el mismo Alfredo Joignant— es detalladamente examinado y diseccionado por Axel Kaiser en su libro La Tiranía de la Igualdad (2015). Nótese que Kaiser sí leyó el libro donde participa Joignant, mientras que Joignant acusa al libro de Kaiser sin leerlo del todo).
Notable es el hecho de que Alfredo Joignant sea aplaudido por su acción, la cual refleja la esencia de un sistema educacional que avanza hacia lo público a tropiezos en medio de la comodidad, la autosuficiencia, la indulgencia del sistema y la mediocridad individual e institucional. Con referentes así, no es de extrañar que el sistema educacional esté como está actualmente.