Necesitan algo transversal, inmediato, universal. Eso fue el cristianismo desde el principio, por ejemplo. Así son el liberalismo y el marxismo.

Los pueblos antiguos nunca abandonaban su gran tradición, su sangre y su cultura. Los viejos paganos no estaban obsesionados por los dogmas, sólo eran ellos mismos. Tenían sus sabios, sus filósofos, sus pensadores, que trataban de desentrañar en cada identidad su verdad, intercambiando a veces conocimientos y sabiduría.

Los paganos blancos no somos un pueblo elegido, sólo queremos ser un pueblo. Tampoco pretendemos la extinción de otros pueblos. La superioridad racial y el mesianismo, no me seducen.

Ser «anti» es atarse a aquello que se odia. Nada más lejos de la sabiduría. No hay enfrentamientos eternos. Nadie sabe lo que va a pasar. La raza blanca perdió su alma antes de perder todo lo demás. Buscar en otros las culpas es un acto más de decadencia.

Algunos dicen que el cristianismo fue un invento judío para destruir Roma. Yo no creo eso: los judíos mataron a cristo y fue un emperador romano el que oficializó el cristianismo. Nadie puede obligar a nadie a asumir un dogma, pero los dogmas se asumen cuando ya no puede ejercerse la sabiduría.