El pasado 18 de Agosto tuvo lugar un debate/entrevista dirigido por Alex Jones en su programa radial The Alex Jones Show – conocido también como Infowars with Alex Jones – contando como invitado especial con el escritor y activista nacionalista blanco David Duke. Si bien la emisión del programa fue principalmente radial, su contenido fue grabado y se encuentra actualmente disponible en Youtube.
Jones Frente a Duke
Alex Jones, quien se define como libertario y paleoconservador, ha desarrollado su trabajo en torno a teorías conspirativas que involucran al gobierno de los Estados Unidos y diversas elites económicas internacionales. Si bien en Estados Unidos cuenta con una considerable cantidad de seguidores, es un personaje muy poco conocido en el mundo hispanoparlante afín a “estas ideas”, o por lo menos mucho menos que el doctor David Duke. A pesar de lo poco que pueda estarse familiarizado con Jones, en sus intervenciones introductorias a los bloques de su programa expuso ideas que permitieron identificar de manera bastante clara las líneas principales que componen su pensamiento. Su rechazo a la corrección política, al lobby LGBT, a la demonización mediática de los blancos, y su defensa de la Segunda Enmienda, si bien no lo convierten automáticamente en alguien ideológicamente alineado con Duke, sí le permitieron ser un entrevistador e interlocutor mucho menos vulnerable a los típicos tabúes que habrían limitado a un entrevistador del sistema.
Sin perjuicio de la veracidad y dudosa seriedad de sus teorías conspirativas, creo que durante su programa Jones hizo varias intervenciones correctas que corresponden absolutamente con la realidad que actualmente está viviendo su país:
Alex Jones se refiere al inevitable carácter tribal del ser humano. Al ser atacados como tribu, los seres humanos tienden a reaccionar de manera igualmente tribal, sin embargo, Jones rechaza la idea de que esas tribus deban ser raciales. Jones se opone a las sociedades basadas en lo que él llama “pandillas o banderas” porque conducirían a “opresión y tiranía”, como estaría ocurriendo ahora con la fragmentación racial de Estados Unidos. Sin embargo, en varias oportunidades afirma que tanto MSNBC como CNN estarían siendo muchísimo más racistas que David Duke y su obra, debido a los discursos tendenciosos que utilizan a la hora de transmitir sus noticias. Según Jones, son ellos los que están conduciendo a la sociedad hacia una guerra racial, al punto de que para no terminar siendo asesinada, una persona blanca sólo podrá vivir entre blancos.
Jones afirma claramente que David Duke no es el enemigo, sino que la izquierda, la cual estaría dándole contenido racial a absolutamente todo. Al acusar de racismo a todo lo que no esté de acuerdo con su agenda, estarían generando una tensión constante, y que la gente en todo momento esté evaluando la realidad en términos de privilegio u opresión racialmente motivada.
Alex Jones inicia su programa explicando la razón que lo lleva a invitar a David Duke. Jones afirma que el sistema en Estados Unidos desea generar un estado de polarización al interior de la sociedad, sociedad fracturada en múltiples grupos raciales hostiles entre sí, con el fin de presentar al Estado como el único árbitro y ente cohesionador: dividir para vencer. En este escenario de polarización racial a través de agrupaciones mejicanas como “La Raza” y otras de supremacistas negros, Jones considera que David Duke y sus seguidores representarían el equivalente blanco de los dos anteriores, y que por ende, merece un espacio para ser escuchado. Jones llega a afirmar que David Duke sería el equivalente de Al Sharpton o Nation of Islam, algo con lo que Duke definitivamente no estuvo de acuerdo.
The Nukes of Duke
A lo largo del programa, David Duke expone los múltiples aspectos del plan genocida de los “supremacistas judíos” contra los blancos de todo el mundo en su búsqueda por la hegemonía global. Se refiere a las desproporciones existentes entre las cifras de natalidad de blancos y otras razas, a la sustitución de los europeos mediante inmigración no-blanca masiva, al control sionista sobre los medios de comunicación y la industria del entretenimiento, a las décadas de sucesivos presidentes y vicepresidentes judíos al interior del Sistema de Reserva Federal, a la fuerte influencia política de Goldman Sachs sobre demócratas y republicanos, al sistema de beneficios sociales que premia la natalidad irresponsable en desmedro de los contribuyentes, a la sospechosa sobrerrepresentación de los judíos al interior de la Universidad de Harvard, al control de armas respaldado por las crecientes masas no-blancas, al envenenamiento genético global llevado a cabo mediante fluoración, vacunaciones, y productos Monsanto, a la lamentable paradoja de los cristianos pro-sionistas, a la encrucijada geopolítica entre Estados Unidos e ISIS contra Rusia y Siria, a las políticas matrimoniales racistas de Israel, a las acciones terroristas contra Estados Unidos llevadas a cabo por Israel, y a la violencia y usurpación territorial contra el pueblo palestino. En resumen, muchísimos temas altamente controvertidos.
Al ser preguntado sobre Donald Trump, reconoció que le resulta difícil confiar en una persona que ha estado tan involucrada con los mismos sionistas que ha identificado como autores de los ya referidos males. Más allá de alguna otra mención dentro del programa, este tema brilló por su ausencia, lo cual llama la atención considerando la contingencia mediática del personaje en cuestión.
A muy grandes rasgos, casi la totalidad de los temas abordados y argumentos ofrecidos por David Duke fueron sobre problemáticas contingentes en las que ya había profundizado en sus libros y videos que actualmente circulan en Youtube. En temas históricos no se detuvo excesivamente, lo cual se agradece, siendo muy modestas sus respuestas ante las preguntas sobre Hitler y la Segunda Guerra Mundial. Sus referencias fueron sólo un poco más extensas en lo relativo a la Revolución de 1917, la Unión Soviética, y el rol que en ambas tuvieron los judíos, menciones necesarias para ofrecer a la venta su libro The Secret Beyond Communism (el caballero tiene que comer y pagar cuentas también).
Si bien en primera instancia podría afirmarse que el público seguidor de Infowars es ideológicamente ajeno a la causa de David Duke, sí podríamos calificarlo como “el público menos malo posible”, toda vez que se trata de personas escépticas al gobierno de los Estados Unidos, concientes de la existencia de organizaciones internacionales comprometidas con agendas específicas, y que en general buscan, a su manera, una explicación que trascienda las conductas y lugares comunes ofrecidos por el sistema. Todo esto las convierte en personas mucho más receptivas al mensaje de David Duke, mensaje que nunca antes había llegado a ser emitido en Infowars, y que tal vez por primera vez alcanzaba a una numerosa audiencia mainstream.
Creo que además, David Duke estuvo en condiciones de romper muchos prejuicios asociados a las ideas que el sostiene. Normalmente, las ideas racistas son esperadas de personas sin formación académica, de conductas agresivas, y socialmente fracasadas. El doctor Duke pudo presentarse ante millones de personas en Estados Unidos y el mundo como todo lo contrario a esos estereotipos, ofreciendo respuestas sólidas basadas en la reflexión y no en el prejuicio.
Former…Great Lizard? Grand Dragon? Grand Cyclops?
Desde el comienzo hasta el final del programa Alex Jones saca a colación constantemente el pasado de David Duke como ex miembro del Ku Kux Klan: algunas veces con finalidad meramente tendenciosa, y en otras de modo algo más cómico, como cuando Alex Jones pregunta a David Duke si antes de convertirse en Gran Dragón había sido cíclope o duende. Resultaba imposible que en algún momento de las dos horas que duró la entrevista no se hiciera referencia al pasado político de Duke, tratándose de uno de los aspectos más controvertidos de su vida (incluso más que sus libros, discursos y activismo alrededor del mundo), y tal vez el recurso favorito de quienes han intentado anularlo ante la opinión pública.
Ya planteadas las preguntas sobre el tema, David Duke parte por contextualizar la situación. En ese entonces era un hombre joven, conciente y comprometido con su raza, cultura e historia. Explica cómo desde temprano fue muy lúcido ante el lento pero evidente cambio que estaba experimentado Estados Unidos en ese entonces, lo cual le parecía un sendero directo hacia la conversión de la mayoría blanca en una minoría desplazada y desarmada. Aún ante el escepticismo de sus cercanos ante su pesimista opinión sobre el futuro de Estados Unidos, Duke decide unirse al Ku Kux Klan. Según él, no se definió como supremacista blanco, sino como alguien conciente de la diversidad humana y defensor de los intereses blancos.
A su vez, Duke afirma haber sido conciente de lo desprestigiada que se encontraba dicha organización, cuyos miembros por mucho tiempo fueron capaces de decir y hacer lo que quisieran con total impunidad, y con pleno respaldo de autoridades políticas y policiales. Al ser preguntado por Jones sobre los linchamientos de negros llevados a cabo por la organización, Duke afirma no sólo no justificarlos, sino que condenarlos totalmente, y que a pesar de haber intentado limpiar el nombre del Ku Kux Klan para devolverle el prestigio que había tenido como organización al servicio de la comunidad durante los tiempos de la Reconstrucción post-Guerra Civil, finalmente le resultó insoportable pertenecer a una agrupación en la que sus miembros seguían procediendo de manera contraria a sus valores, y en acciones sobre las que él mismo no tenía ningún control. Es por eso que decide renunciar.
Judíos, judíos y más judíos.
Desde un comienzo Alex Jones discrepa de la permanente asociación que el entrevistado hace entre los judíos (“judíos supremacistas” o “extremistas”, cómo Duke los llama) y prácticamente cada situación negativa abordada a lo largo del programa, asociación que Duke considera clave para comprender debidamente la actual situación en Estados Unidos y el mundo. Para Jones, en cambio, esta tendencia contra los judíos sería similar a la de aquella gente que piensa que los católicos son responsables de todo, habiendo en ambos casos una permanente sindicación a otros grupos para evitar compromisos, justificar la propia ineptitud, y conducir a la irresponsabilidad por sus propias vidas (“No tengo trabajo. Es culpa de los judíos”).
Ya muy avanzado el programa, cuando la entrevista llevaba una hora y treinta y siete minutos, Alex Jones simplemente interrumpe y exclama:
Hombre, es sólo… judío, judío, judío, es como católico, católico, católico, o como los medios de comunicación promoviendo gay, gay, gay. Simplemente se lo lleva todo. Es casi como si la gente que está obsesionada con esto sólo tuviese “judío” en el cerebro. Me da dolor de cabeza.
Casi llegando al final del programa, y con su incorregible tono sarcástico, Alex Jones presenta a Rob Jacobson, uno de los empleados más antiguos de Infowars, indicando que se sumará a la discusión por órdenes que acaban de recibir desde Tel Aviv, esperando que a David Duke no le de miedo discutir con un judío por temor a que le crezcan colmillos de vampiro o algo parecido.
La discusión con Jacobson se centra básicamente en el intento de éste último por relativizar la presencia judía en los planes para dominar el mundo y las instituciones, exponiendo que muchísimos no-judíos han estado también involucrados en estos procesos. Es más, Jacobson derechamente afirma que Duke está seleccionando meticulosamente los datos históricos que a él le convienen para fundamentar su propia interpretación de la historia. Duke explica que los supremacistas judíos necesitan de colaboradores gentiles para llevar a cabo su agenda, y expone el caso de Winston Churchill y los Rothschild. Finalmente el propio Jacobson afirma que no difiere realmente de las afirmaciones de Duke sobre la influencia judía, pero cree que su visión es parcial, ya que se trata de una elite que si bien comprende judíos, también incorpora católicos, protestantes y otros grupos.
Contra el tiempo
En por lo menos tres ocasiones David Duke afirmó habérsele concedido menos tiempo para hablar que a Alex Jones, o que derechamente le silenciaban su micrófono mientras exponía sus ideas. La verdad es que uno puede verificar fácilmente cada minuto que corrió a favor de Duke y comprobar que sus tiempos se respetaron muy generosamente, y que si bien en varias oportunidades Duke fue sacado del aire, en realidad no se debió a censura ni imprudencia de Jones e Infowars, sino que a la necesidad de ordenar el enredo de voces generado por un Duke que se negaba a callarse mientras Johns y otros hablaban, muchas veces sólo para reiterar ideas que ya había expuesto varias veces antes. De hecho, Alex Jones le llama la atención, diciendo que no es una estrategia justa en el debate su constante alegación de estar siendo censurado o limitado en su tiempo para hablar. Jones incluso llega a pedirle que no sea un “bebé llorón”, aunque sin ánimo de ofender, y en su característico tono amigable que no impide el diálogo posterior.
Conclusiones
Si bien David Duke se cuida de no generalizar, y reconoce abiertamente la existencia de judíos contrarios al Sionismo y las acciones del Estado de Israel, es evidente que ha estructurado todo su discurso en torno al “Supremacismo Judío”. Para gente como Alex Jones, estas referencias resultan un poco incómodas, ya que si bien él y sus seguidores aceptan la existencia de sociedades secretas de carácter esotérico, económico, filosófico, etc., son reacios a aceptar que exista una que tenga clara identificación étnica. De allí que Jones se refiriera en varias oportunidades a que no podía concebir que detrás de absolutamente todo estuviese algún judío. Y puedo decir que en cierta medida adhiero a la crítica de Alex Jones hacia Duke, aunque no por llamar las cosas por su nombre, sino porque el excesivo énfasis puesto en el factor judío terminó distrayendo la atención respecto de otros factores que han sido esenciales para la actual situación de peligro que corre la población blanca mundial. Y es que si bien los judíos – o los supremacistas judíos – han hecho y dominan todo lo expuesto por Duke, no es menos cierto que el agotamiento y decadencia europeos también provienen de fenómenos igualmente europeos, como la Modernidad.
David Duke tiene sobrada capacidad para desarrollar una exposición que comprenda pero trascienda al supremacismo judío, pudiendo ahorrarse referencias reiterativas y algo agotadoras de sólo escuchar… o quizás dichas referencias reiterativas no lo sean tanto para quienes por primera vez conocieron el tema gracias a Duke: veamos el lado positivo. Y si bien Jones tiene cierta razón en esta crítica, lo cierto es que en reiteradas ocasiones él mismo caía en lo que criticaba, sólo que en lugar de culpar a los judíos, lo hacía con la izquierda. De hecho, llega a recomendar a Duke que acote más sus referencias a los judíos refiriéndose exclusivamente a los judíos izquierdistas…
En general, tanto Jones como Jacobson y las 4 o 5 personas que llamaron por teléfono durante el último bloque del programa, fueron bastante respetuosos a la hora de referirse a Duke. Llama la atención especialmente el caso de estos últimos, dado que perfectamente habría sido posible la aparición de trolls o gente abiertamente antirracista, considerando que se trata de un programa de audiencia transversal en materias ideológicas.
En general, considero que fue una gran jugada posicionarse en un espacio que no había sido alcanzado hasta esa fecha por el Nacionalismo Blanco en Estados Unidos. Dicha entrevista y debate distan mucho de ser suficientes para convertir a toda una audiencia a la causa defendida por Duke, pero sin lugar a dudas su aparición en dicho espacio permitió que mucho más de alguna persona haya accedido al sitio Web de David Duke – que tanto Jones como Duke se encargaron de presentar al público – difundiendo la idea allí donde antes no se alcanzaba.