No hace mucho tiempo dijimos que las causas justas a nadie le importaban (incluso, hasta lo dijimos en inglés). En este mundo, hay miles de otras causas que tienen más peso que la tuya, por lo que puedes ponerte en una fila interminable y esperar a que sea tu momento.
Pero, entre todas las causas, debes saber que si la tuya es políticamente incorrecta, jamás será una causa justa. Y no es probable solamente que tu causa no sea una causa justa, sino que, además, la sociedad completa, luego de una urticaria sin precedentes, agote todas las instancias para proscribirte y expulsarte de la visibilidad.
La idea de lo visible y lo invisible, en una sociedad falsamente liberal como la nuestra (esto es, que se dice liberal pero, en sentido estricto, no lo es) está relacionada con lo deseable y lo indeseable que se quiere para esta sociedad ideal. Se quiere que lo que sea vea sea lo que se desea, al tiempo que se quiere que lo que no se desea, no se vea. Con esto no queremos decir que si no se ve no existe, pero, para la sociedad, con que no se vea es suficiente para dar a entender que es algo no deseable. De esta manera, tenemos miles de abortos silenciados (ya que no es algo que una sociedad que lucha entre el conservadurismo liberal de raíces cristianas, i.e., la Derecha, y el liberalismo de tipo secular, i.e., la Izquierda, aún no está lista para afrontar), violencia “intrafamiliar” entre homosexuales, la xenofobia Ius Solis, y otros tantos hechos silenciados por la opinión pública.
Si pensabas que tu causa, aunque era política incorrecta, era justa, haz de saber que esa incorrección es tu condena: nada hay que sea más rechazable para una sociedad que lo incorrecto. Lo incorrecto no es aquello que la sociedad no sólo rechaza en lo concreto, sino también en la idea.
Como la guerra contra lo correcto es una guerra de ideas, se combate en planos de la sociedad que no son dominados por las masas, pero que éstas, en un intento de ser menos ignorantes, emulan y repiten los discursos dictados por la Intelligentsia. De esta manera, ideas como el separatismo son ampliamente aceptadas en círculos intelectuales, siempre y cuando sean separatismos no-blancos.
Ideas donde el núcleo central corresponde a los grupos blancos (que usualmente son acusadas de supremacistas, que claman a la superioridad de los blancos) son catalogadas de promovedoras del racismo y, por tanto, promovedoras del odio. Se defiende el derecho de las minorías a deteminarse puesto que, como estamos enmarcados dentro de un sistema victimista, se alaba la lucha de los oprimidos de la Historia, mientras que todo aquello que parezca fuerte, patriarcal, blanco, europeo, pertenece a aquello que la sociedad prefiere invisibilizar a través de la persecución, primero, el ridículo, segundo, y finalmente, el olvido.