Artículo publicado originalmente como “Are Jews White?”, por Ted Sallis, en Counter-Currents. Traducción por A. Garrido.
Así, en la “Ilustración oscura”, vemos a la galería una vez más debatiendo la vieja y aburrida pregunta: ¿Son blancos los judíos? La mentalidad juvenil que el “movimiento”, y sectores asociados del “realismo racial” tienen sobre esta pregunta está basada en la simplista idea de que:
– Si los judíos son “blancos” debemos aceptarlos, lo que no queremos hacer.
– Si los judíos no son “blancos” entonces podemos rechazarlos, lo que sí queremos hacer.
Si los judíos no son “blancos” entonces podemos rechazarlos, lo que sí queremos hacer.
Por lo tanto, el público anti-judío quiere probar la no-blanquedad de los judíos, mientras que los filo-semitas desean probar lo contrario.
Sin embargo, para fines políticos prácticos, esto no tiene sentido. Todos podemos pensar en muchos individuos que estaremos de acuerdo en que son “blancos”, personas de impecable línea de sangre “aria”, gente cuya ascendencia está fuera de duda, y a esta gente (espero) rechazaríamos inequívocamente, ya que son despreciables traidores a su raza y civilización. Piense en muchos políticos y líderes mundiales, empresarios y otras celebridades adineradas – ¿son ellos parte de nuestro endogrupo? Washington DC está lleno de tales tipos; pueden ser encontrados en la Unión Europea, Hollywood, la Cámara de Comercio de Estados Unidos, entre nuestra población de “blancos” multimillonarios, nuestra aristocracia financiera. Los encontramos entre celebridades que orgullosamente se mezclan racialmente. Los encontramos entre “líderes” que promueven la inmigración del Tercer Mundo y otros aspectos del genocidio blanco, estos son escoria que venden a su propio pueblo por sus propios intereses egoístas, o porque sus mentes han sido infectadas con memes anti-blancos. Estos son los tipos que Pierce hubiera querido haber ejecutado en su “Día de la Cuerda”.
Muy bien. Pero si podemos identificar individuos que son “blancos” pero que rechazamos, ¿por qué no podemos hacer lo mismo con un grupo étnico que se comporta en la más destructiva manera de todas? Así, podemos todos estar de acuerdo en que “los judíos son blancos” pero al mismo tiempo rechazarlos como grupo étnico “blanco” que tiene una animosidad histórica hacia los europeos, un grupo que egoístamente persigue sus propios hiper-etnocéntricos intereses a expensas del resto de la “raza blanca”, una traidora etnia “blanca” renegada que hace causa común con la “creciente ola de color” contra los intereses blancos y occidentales, un grupo “blanco” que activamente promueve el genocidio blanco porque no se identifican realmente como “blancos” en el mismo sentido en que otros “blancos” hacen, y porque creen que la destrucción de la gran raza blanca asegura la supervivencia de su propio reducido grupo como el único grupo poblacional con su propia historia especial e identidad. Podemos afirmar que el grupo “blanco” judío se percibe a sí mismo teniendo intereses radicalmente diferentes a los “blancos” gentiles, por lo que los dos grupos son incompatibles. Podemos señalar que donde quiera que se haga un intento por incluir a los judíos en el nacionalismo racial “blanco”, ellos promueven sistemáticamente memes destructivos (e.g. un “estado separatista blanco” multirracial, apoyo al “status quo racial”, culpar de nuestros problemas a los “protestantes”, declarar que la preservación racial por sí misma es una “locura”, y por supuesto promover el credo anti-blanco de la Bio-Diversidad-Humana). Podemos por lo tanto aceptar a los judíos como “blancos”, mientras que al mismo tiempo aceptarlos como un enemigo y rechazarlos de la inclusión en nuestro endogrupo de la blanca familia de pueblos. Después de todo, a lo largo de la historia humana, ¿quién ha sido más despreciado que el traidor? Dado su comportamiento, uno podría considerar que decir que los judíos son “blancos” podría en realidad incrementar, en lugar de disminuir, la hostilidad de los blancos racialmente concientes hacia ese grupo.
Habiendo dicho todo eso, y explicando por qué la pregunta “¿Son blancos los judíos? es prácticamente irrelevante para cualquier nacionalismo racial serio, cambiaré de tema y diré que si, por alguna razón, fuese importante justificar más objetivamente la exclusión de los judíos, entonces el “movimiento” podría adoptar mi razonable definición de “indígena” y afirmar que consideramos como “blancos” a aquellos individuos que derivan ascendencia de una o más etnias indígenas de Europa. Así, los judíos no son más “blancos” que Roma, a pesar del hecho de que algunos judíos puedan ser genética o fenotípicamente cercanos a los europeos.
Aún más básico: podemos seguir a Yockey y aceptar que la Identidad es holística, y no puede ser estrictamente reducida a reduccionismo biológico (aunque lo biológico es importante; sólo que no lo es todo). Así, independiente de si un judío se ve como Dolph Lundgren es irrelevante; su Identidad global es no-europea y no-occidental. Cuando los judíos establecieron una patria moderna, ¿dónde eligieron? Palestina, en Medio Oriente. Esa elección no fue solamente o ni siquiera predominantemente motivada por pragmática – existían otros espacios disponibles, espacios que podrían haber evitado el conflicto sinfín con los árabes nativos de esa región. Palestina fue elegida, y más importante, como Israel influye tal fascinación en los judíos, ya que los judíos en su identidad total sienten apasionadamente una conexión cercana, como mínimo histórica y culturalmente, con los antiguos israelitas; la moderna identidad de los judíos con una alta cultura no-occidental, no-europea, y “mazdeísta” de Medio Oriente. Vemos a los colonos judíos de hoy en día invocar las escrituras bíblicas como su base para reclamar esta tierra en Medio Oriente. Ellos ven esta tierra como suya así como su derecho de nacimiento como judíos, como parte de la historia judía, una historia arraigada al Medio Oriente histórico, no en Europa. Así, Israel es su patria, no Europa, y no importa si un determinado judío es genética y/o fenotípicamente “blanco” en el sentido europeo. Ellos no se identifican como tales. Ellos se identifican como judíos, un grupo separado y único, y hay evidencia genética que apoya un vínculo biológico con los lazos históricos y culturales, a pesar que el vínculo ha sido atenuado a través de mezcla. Pero de nuevo, no necesitamos ser reduccionistas. Los judíos son un pueblo, con una fuerte identidad, y esa identidad no es “blanca” en el mismo sentido en que lo es la identidad de los ingleses, alemanes, italianos, checos, suecos, españoles o franceses.
Así, los judíos pueden ser “blancos”, pero no se identifican como tales, a la hora de la verdad. Ellos pueden ser “blancos” pero no son indígenas europeos; no existe la histórica nación europea de “Jewia”. Ellos podrán ser “blancos” pero no pertenecen a la alta cultura de Occidente; en cambio, se identifican con la alta cultura “mazdeista” de Medio y Cercano Oriente; podrán ser blancos pero su apasionado lazo a “sangre y suelo” está en el Levante, no en Europa. Sean o no “blancos”, e independiente de cuánto uno quiera “aplastar” la información sobre índices cefálicos o frecuencias de genes, los judíos no son occidentales europeos. Son ellos mismos, con sus propios intereses, que persiguen con gran eficacia. Tal vez si estuviéramos igualmente interesados en nuestra propia identidad y nuestros propios intereses, en lugar de preocuparnos sobre cómo clasificar a los judíos, nuestra situación sería mucho menos grave.