No me gusta el gobierno actual, no me gustó el anterior y, personalmente, la democracia me importa un bledo, pero si hay algo que no tolero, dejando de lado la lactosa y el choclo, es la correctitud política y las tendencias a las que están afectas las masas.
Memorial 27 de Febrero. Ya: un montón de cemento sin sentido, sin gracia y, para incultos ignorantes que sabemos nada de arte y somos incapaces de apreciar una fina obra, de mal gusto. Bien, es de esperarse que no me agraden esas pseudo-obras de arte abstracto, moderno, súper urbano y vanguardista y rupturista y todos esos calificativos que ponen ellos (esos artistoides medios neo-hippies izquierdistas pacifistas abraza-árboles, abraza-para-atrás) la porquerías que no consumen otros que no sean ellos mismos; pero que ahora vengan y rasguen vestiduras frente a esta obra maestra del mal gusto, es como para decirle que se vayan a la misma mierda. Por favor: el verdadero ejército de imbéciles libre-«pensantes» bombardeando las redes sociales con sus comentarios sobre esta porquería, son los mismos que comparten imágenes que no distan mucho de este lulo de concreto retorcido, y son los mismos que aplauden las intervenciones «artísticas» y a toda esa gilada de malabaristas, cuerpos pintados, y artistas comunistas que te devoran con la mirada si te atreves a hacer la pregunta «¿qué cresta significa esto?»
Por si fuera poco, la misma Sociedad de Escultores de Chile (SOECH) se ha dado el lujo de llamar «aberración» a esta aberración, misma aberración que sería catalogada como el magnum opus de la escultura chilena si, por supuesto, no hubiera sido inaugurada por el presidente que tenemos. Basta con mirar la sala de ventas online de la SOECH para ver que no hay mayores diferencias entre las obras de ellos, y la «aberración» del Memorial.
Algunos ejemplos:
(Como detalle sabroso, cabe mencionar que cada una de las obras puestas como ejemplo tiene un precio que supera los $200.000. Precio popular. El artista también tiene que comer.)
Da lo mismo si se la ponen por el anverso o reverso: en un país lleno de chaqueteros, la chaqueta seguirá llena de mierda.