Podemos coincidir en que hay que hacer política, pero hay que ver qué tipo de política. En mi caso, creo que el nacionalismo en el sentido clásico decimonónico es una estupidez que nunca tuvo sentido. Tanto es así, que el hombre blanco se autodestruyó defendiendo esa idea. En cuanto al tribalismo, es algo posible y útil según cómo se lo encare, pero insuficiente. El poder necesita escala y sin esa escala nadie sobrevive, cuando un enemigo fuerte se cansa de observar el casi siempre estéril juego tribal. Nuestro mito fundacional es de unas dimensiones suficientes para establecer bases sólidas. Somos pancriollistas, nuestra patria es la etnia, allí donde se encuentre asentada. Nuestro origen es europeo pero somos profundamente americanos. No sufrimos de los viejos odios entre hombres blancos europeos. No sostenemos países artificiales. Buscamos mantener territorios en los cuales nos hemos desarrollado, pero no en los términos ni con las fronteras de los países actuales. Por supuesto que buscamos dominar el territorio necesario para nuestro desarrollo y supervivencia. En nuestra idea política, criollo es un blanco americano consciente, se encuentre donde se encuentre. Esa es nuestra patria y nuestro territorio. Los estados no nos representan, porque no están al servicio de nuestra identidad.
La amplitud espacial del criollismo, no quiere decir que no reconozcamos el derecho de otros pueblos a su propia supervivencia, mientras ellos reconozcan la nuestra en los términos de constituir identidades diferentes que se desarrollan en forma separada. No somos unionistas ni separatistas. Eso dependerá -como todo lo demás- de cuánto una u otra posición convenga a nuestra gente. No defendemos países multirraciales ni multiculturales. No estamos en contra ni a favor a priori de la inmigración, porque ella también se supedita a la supervivencia de nuestra gente. Los ajenos son ajenos, ya sean inmigrantes o nazcan en el mismo territorio estatal que nosotros. Cuando hablamos de política, debemos saber de qué objetivos estamos hablando. En general las tribus actuales no hacen política, y eso las marginaliza. Los nacionalistas trabajan para ideas que nos son ajenas. Nuestra idea fuerza es la identidad etno cultural. Los matices de nuestra gente enriquecen esa identidad en América, al contrario de lo que fue en Europa, donde el hombre blanco se asesinó por milenios, por causas y territorios a veces muy pequeños. América es muy grande y nuestra mentalidad es otra.
Las fronteras pasan, la sangre queda. Buscamos el poder criollo, en un sentido profundo y distinto. Buscamos fortalecer y desarrollar una idea de futuro, donde el pasado sea la raíz, pero no el follaje que nos cubra de la tormenta. Que cada uno tome el camino que crea conveniente. En mi caso creo estar hablando claro. Convoco a quienes tengan interés a trabajar en ese sentido. No tengo miedo al fracaso porque no trabajo para el éxito circunstancial, sino para la supervivencia futura de nuestra gente. En tal sentido, voy a trabajar de aquí en adelante con la sigla Fuerza Nacional Identitaria, creada por un grupo de jóvenes criollos del otro lado de los Andes y en una misma línea con ellos, formando parte de una misma cosa con los matices propios del lugar. Un criollo no es más que el otro por dónde viva, sino por lo que es como tal. Las posibilidades de cada lugar en cuanto a la política pancriollista a desarrollar, se verán en la acción y siempre deberán redundar en beneficio del conjunto continental.
Juan Pablo Vitali