Valles negros (Reseña)

Valles negros (Reseña)

Contra sus mentiras | Autor: | 16.5.2014

Desde hace algún tiempo que venimos haciendo revisión de ciertos trabajos artísticos  y otros no tanto, y esta vez le toca al primer trabajo auditivo.

Dos días después de la muerte de H.R. Giger, y cuatro años después del primer disco, llega a mis manos «Melana Chasmata» (que significa algo así como «Valles negros»), segundo larga duración de la nueva banda de Thomas Gabriel Fischer: Triptykon.
Sinceramente, «Eparistera Daimones» me pareció excelente, pero no superó al último disco de Celtic Frost, Monotheist, si bien lograba continuar con el legado de Celtic Frost, con un nuevo aire y con un toque moderno, pero no por eso menos oscuro.

No digamos que Melana Chasmata es un disco veloz (recordemos que esto no es Hellhammer), pero ciertamente tiene riffs mucho más aplastantes que el disco anterior, lo que, junto a las partes armónicas y lentas, marcan el sello de esta última etapa creativa de Tom Warrior; por otro lado, la base rítmica se encuentra mucho más consolidada El trabajo lírico es más simple que Monotheist (continuando con la línea de Eparistera Daimones), pero logra mantener la oscuridad arrastrada desde los tiempos de Hellhammer.

¿Doom metal, música electrónica? Ninguna etiqueta es certera, puesto que Hellhammer, Celtic Frost, Apollyon Sun y Triptykon son bandas diferentes entre sí, pero todas tienen ese dejo prowling death que las une.

Tal como en los discos anteriores, cada trabajo lírico está explicado en una larga y detallada nota, en la que atestiguamos, junto a la creación y evolución de cada canción, la pasión de Tom Warrior por el arte y ocultismo europeo, citando, entre otros, a Emily Brontë (Emily, why don’t you speak to me. Can’t you see, I’m not sleeping. Inquietante, ciertamente), Aleister Crowley y Jacques Callot. Otro toque que continúa y hace que la escucha sea más interesante es que los temas siguen estando elaborados en primera  persona singular (exceptuando «Waiting»), dándole un aura personal y bastante claustrofóbica a las  composiciones (Almighty, above me. By grace, save me. Believe in me, I am your lie. I am deceit disguised. I am your lie. Speak to me).

Un disco sin desperdicio, que debe ser escuchado sin pausas. Portada de Giger («Mordor VII«), que es un hecho no menor.

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