Fausto y Los Titanes

Fausto y Los Titanes

Contra sus mentiras | Autor: , | 19.11.2013

Esperé con bastante expectación (creo que desde que comenzó a orquestarse) la conferencia “The End of the Present World – The Post-American Century and Beyond Conference”, la que se celebró este 12 de Octubre, y es que cualquier conferencia en la que participe gente de la talla de Alain de Benoist y Alexander Dugin –independientemente si uno concuerda o no con dichos autores– es digna de escucharse, y más aún si están ambos. Reconozco que de la charla de Alain de Benoist entendí nada, y sólo hasta que apareció la traducción/transcripción no pude saber qué decía. Por suerte, el sr. Dugin se aventura a hablar un inglés bastante claro,  y se lo agradezco.

Por ahora, no sé si por mezquindad o sencilla pereza, un burgués pecado capital, analizaré sólo lo concerniente a asuntos morales (“The choice. Platonopolis. 4th Political theory and the Multiplicity of Daseins. The Titans”) de The End of the Present World – Eurasia: the perspectives of multipolarity and Fourth Political Theory, dictado por Alexander Dugin.

 

(sic)

We need to affirm new political subject: not individual (as in liberalism), not class (as in communism), not race (as in national-socialism). So I propose it to be philosophical term Dasein – the Being There or Being T/Here. It roughly means the core of human existence as thinking presence. From that point we need prepare existential Revolution, the uprising of Dasein against alienating forms of Modernity. Indivudual, class or race are concepts. Dasein is not concept it is Presence itself, the Presence constituting the World – as Event, as the existential space surrounded by the Death. Being on the edge of the Death – dangerously, thinking, creating the Whole as the outburst of the Light – it is the axis of Dasein. Every man and every woman could discover the Dasein inside of them, or better to discover themselves inside of Dasein. Dasein is human essence – Menschsein. Everything could pas or change. Dasein always is here can be here, should be here. It sleeps. The Modernity is based on the sleep of Dasein. It should be awaken. It should stand up. It should begin to think and to act.

Dugin falla y acierta. Falla (¿en lo nacionalista, quizás, sabiendo que el Nacionalsocialismo fue el enemigo declarado del telurocrático régimen socialista soviético en los 40s?) al condenar a la raza por su relación con el Nacionalsocialismo, pero acierta al proponer el Dasein, el que supera a la idea «material» (por decirlo de una manera no peyorativa) de raza, colocándolo de punto de inflexión entre múltiples ejes, de donde se desprende la, para nosotros, idea de Identidad.

La afirmación casi reduccionista de que la raza es un mero concepto, poco menos que equiparándola con clase (“Individual, class or race are concepts”) dista bastante de ser certera. Incluso, como un caso parecido, las especies animales y vegetales, según su división taxonómica, podrían considerarse como conceptos artificiales, pues es el hombre el que los divide y ordena según ciertas características, pero en la naturaleza no hay un orden: simplemente son, y no hay conciencia respecto a que si yo soy tal o cual especie.
Debemos dar a entender que este «core of human existence as thinking presence» está manifiesto a través de la diversidad, porque la Muerte no es sólo el fin de la vida, sino también el término de la vida como tal, algo que está siendo alimentado a toda velocidad por la Modernidad.
Despertar el Dasein es hacer despertar la Identidad, algo que no pueden entender ellos porque son una mayoría, condición que puede hacer aflorar sentimientos de piedad y hasta asistencialismo. Nosotros no podemos darnos esos lujos socialdemócratas.

«Si esto ocurre, la Tercera Teoría Política (la “ideología anti-liberal”, y por lo tanto, anti-sistema), que se levantó en rebelión contra la modernidad liberal y el capitalismo corporativo en la década de 1890, y fue llamado “fascismo” en los años 1920 y años 30’s, es probable que asuma lo que antes eran las formas imprevisibles de “identitarianismo”, “goldendawnismo”, “casapoundismo”, y cualquier otra tendencia nacionalista revolucionaria que luche actualmente con la devastación liberal de la vida europea no necesariamente en el nombre de la “raza”, el “estado”, o teoría (como Dugin lo tiene), sino en el de las tradiciones que definen a los europeos como un pueblo (es decir, como Dasein y Mitsein-conceptos, por medio de Martin Heidegger, nativas de la 3TP).»
Michael O’Meara

Michael O’Meara

Ya les había hecho notar mi disconformidad con el carácter pasivo de Benoist en cuanto temas raciales. No creo que él y Dugin omitan deliberadamente el factor genético, sino que quizás lo hagan por un tema de viabilidad. En general, concuerdo con la distinción que hace él sobre las ideologías políticas surgidas durante el siglo XX. Lo más importante para la 4PT es la conformación de un espacio geopolítico que pueda oponerse al atlantismo globalizante. Desde ese punto de vista, claro que el tema racial y/o cultural pasa a un segundo plano, pero aún así no es opuesto al tema de las identidades de las diversas naciones europeas. El mismo líder de Amanecer Dorado, que O’Meara lo pone como opuesto a Dugin, habla de «la Europa de las naciones», es decir, considera la necesidad de una Europa cuando menos federal. En ese sentido, se puede asociar con lo postulado por Faye cuando habla de un gran espacio geopolítico donde exista un régimen de libre mercado (no necesariamente neoliberal), pero sumamente protector en relación a otros espacios geo-culturales. En cuanto al tema de la 3PT, no tengo ningún tipo de fijación ni obsesión por una época que no viví ni por toda la parafernalia fascista, así que mientras los postulados raciales del NS y político/económicos de esta ideología o de cualquier otra de corte fascista se encuentren en el programa de un movimiento pancriollista, por mí basta y sobra. Las formas pueden y deben abandonarse cuando la coyuntura histórica que hizo necesaria su aparición ha quedado en el pasado. Por lo tanto, y de forma opuesta al autor de esta crítica (Michael O’Meara), no me importa si no se cita expresamente al fascismo, en cualquiera de sus formas.

En fin, yo creo que diferencias como esas son conversables en el mediano plazo. Al final, lo que se busca es contrarrestar el eje Washington-Londres-Tel Aviv. Sin embargo, en nuestro caso, debemos oponernos a todo intento de crear un bloque geopolítico que agrupe a toda América del Sur (o sea, latinoamericanista), porque a diferencia de lo que ocurre en Europa, donde la población autóctona de esos países es de la misma raza, en nuestro subcontinente…bueno, ya todos sabemos: ni siquiera nuestro país es homogéneo. Por el contrario, siguiendo a Faye, podemos abogar por un espacio en el sur de América (Chile desde el centro hacia el sur-Argentina-Uruguay-Sur de Brasil) para no dejarnos pasar a llevar por los atlantistas, participar activamente en la vida internacional, proteger racialmente en ese espacio a los criollos y de paso mantener nuestra cultura intacta. Pero repito, la necesidad de un espacio geopolítico que trascienda y/o se muestre en contra de las fronteras políticas debe estar sí o sí: las naciones no pueden estar fragmentadas por Estados que coartan los destinos de la existencia humana, sino que éstos deben surgir al servicio de estos destinos, nunca al revés.

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