Es evidente que un motivo hay. El odio al blanco por ser blanco y por representar valores milenarios, parece responder en los mismos blancos a un cansancio, a un agotamiento de vivir como el que tienen algunas personas, que son a menudo las mejores. Por ejemplo ciertos filósofos o artistas, que se quitan la vida a temprana edad o abandonan toda acción al modo hinduísta.

Es posible que el cansancio de la raza blanca, provenga de la pesada carga que lleva desde hace milenios, al ser la raza rectora y creadora de la civilización. La corrupción de los mejores es la peor de las corrupciones, lo mismo vale para el cansancio.

Eso lo venimos viendo, sobre todo desde que el hombre indoeuropeo abrazó las religiones monoteístas del desierto. Sin embargo, cada tanto algo pasa en nuestro espíritu colectivo. Un remezón de dioses o una brisa de consciencia que amenaza convertirse en un ciclón.

A veces un minuto antes de pasar ciertos límites, un organismo moribundo genera una reacción. Para esa reacción se necesita recuperar una energía atávica. Creo que falta mucho aún para nuestro definitivo final. Lo que ocurre es que los tiempos de la naturaleza, a veces no son los que podemos medir con las medidas corrientes para estar seguros de esa afirmación.

Juan Pablo Vitali